Entre los nuevos importantes roles que debe jugar la Asociación de Cronistas Deportivos de Santo Domingo (ACD) debo citar los siguientes: la realización de charlas, actos de concienciación de sus miembros y evitar que irrespeten el oficio.
También invitar a reputados periodistas extranjeros y a connotados comunicadores dominicanos a ofrecer conferencias versadas sobre periodismo académico, ética y los principales deberes que norman el trabajo del periodista en sentido general. Pero además, la cúpula de la ACD está en la necesidad -y no sé si es mucho reclamar- de ser más selectiva a la hora de aceptar a individuos que dicen ser “periodistas o cronistas deportivos”.
La actual directiva de la octogenaria institución, con el siempre entusiasmo y actitud de equidad del colega Ramón Cuello, ha logrado, en los últimos cinco años, un trabajo que busca adecentar la labor de sus socios.
Pero ha faltado poner en práctica una serie de acciones que conviertan a la ACD en una organización más profesional. Que actúe en función de una mejor supervisión (o vigilancia) del trabajo que realizan los acedeístas. Esa supervisión es indispensable para que la cúpula de la ACD tenga un criterio más acabado respecto al comportamiento de sus activos miembros, incluidos directivos.
Jóvenes cronistas
En días pasados conversaba con varios jóvenes comentaristas y cronistas deportivos de la nueva camada. Esos jóvenes, talentosos, capacitados, con ánimo de avanzar, especialmente a nivel de radio y televisión, dan su agradecimiento a la ACD por aceptarlos como miembros. Pero también creen que, corroborando con mis opiniones, que se necesita una actitud más severa para con algunos miembros que, además de ineptos, no se observa en ellos ningún hálito de progreso. O de interés por progresar. Renuevo mi criterio, el cual he planteado en varias ocasiones: en la ACD, por el bien de su sanidad completa, deben producirse profundos cambios. ¡Que se saque lo malo para que se fortalezca lo bueno!
