Pesadilla en NY: Knicks y Nets son un desastre

Mucha fanfarria. Expectativas por las nubes. Planes con trofeo y celebración. Todo esto se ha vuelto añicos en la ciudad de Nueva York en el primer mes de temporada de la NBA.

Mucha fanfarria. Expectativas por las nubes. Planes con trofeo y celebración. Todo esto se ha vuelto añicos en la ciudad de Nueva York en el primer mes de temporada de la NBA. ¿La mala noticia? Esta pesadilla reúne todas las características para no detenerse por ahora.

Las grandes decepciones en el mejor baloncesto del mundo tiene nombre y apellido: Knicks de Nueva York y  Nets de Brooklyn, dos conjuntos llamados a competir por algunos en la Conferencia Este de la liga. Otros, muy arriesgados se puede decir, llegaron a calificar a los Nets como serios aspirantes al trono de LeBron James y Miami Heat.

Ambos equipos tienen registro de 3-10, para ser los dueños de la mina en la División del Atlántico. A nivel de Conferencia, solo Milwaukee Bucks, con foja de 2-10, están peores que las escuadras de la Gran Manzana.

Los Nets tienen un grado más de decepción que los Knicks. Fue mucho lo que se habló de lo que podría hacer el conjunto tras el cambio que se inició en junio pasado y fue oficial en julio, cuando se terminó la prohibición para hacer transacciones, con los Celtics de Boston.

Boston mandó a Paul Pierce, Jason Terry y Kevin Garnett, quien tuvo que rescindir su cláusula de no cambio, a Brooklyn por Gerald Wallace, Kris Humphries, MarShon Brooks, Keith Bogans, Kris Joseph y selecciones de primera ronda en 2014, 2016 y 2018.

Sumar esa veteranía de Pierce, Garnett y Terry a Brooklyn, donde les esperaban Brooks Lopez, Deron Williams y Joe Johnson, despertó emociones al nivel de los altos edificios que caracterizan a la llamada capital del mundo.

Si algún logro tienen los Nets es el de vencer a Miami el primero de noviembre 101-100. Luego vencieron a Utah 104-88 el día cinco y el pasado 15 fue la última vez que salieron por la puerta grande al imponerse a los Soles de Phoenix 100-98 en tiempo extra.

Desde entonces han perdido cinco en línea, los últimos dos por la vía del paseo ante Minnesota y Detroit, respectivamente. El equipo jugaba anoche ante los Raptors de Toronto.

Todo esto pone en aprietos al debutante dirigente Jason Kidd, quien acaba de recibir un voto de confianza de la plana mayor de Brooklyn, lo único que la historia reciente demuestra que cuando se emite ese respaldo que viene acompañado de la frase “su puesto no está en peligro”, el próximo anuncio que se da es la cancelación del mánager.

Las lesiones tienen su cuota en este pésimo arranque de campaña. De todas formas, los abucheos son cada vez más frecuentes en el Barclays Center, la arena que el billonario ruso Mikhail Prokhorov pensó que estaría de fiesta permanente tras su inversión de unos 100 millones de dólares.

Pesar en el Madison

Los Knicks llevan seis derrotas en línea. No dan las palmadas de celebración al final de un partido desde el pasado día 13, cuando vencieron a los Hawks.
 
Su dirigente, Mike Woodson, también se encuentra en la silla caliente. Por más que no lo quiera aceptar, hay una realidad: es menos complicado despedir a un capataz que empezar a salir de jugadores. Eso aplica a cualquier deporte.

La lesión en una pierna de Tyson Chandler, ocurrida el pasado día cinco en una derrota ante Charlotte, fue la señal de mal augurio para los inquilinos del famoso Madison Square Garden, cuya nómina ronda los 90 millones de dólares. Ese barco ha estado hundido desde entonces y el lamento de Carmelo Anthony, la estrella del conjunto, es cada vez mayor.

Nada marcha bien en los Knicks. Nueva York, al menos en el primer mes, es la ciudad del hazmerreír en la NBA.

Nash dice que dará la pelea hasta el final

Steve Nash no está considerando retirarse mientras trata de regresar de la irritación de la raíz nerviosa en la espalda y los isquiotibiales que lo han mantenido fuera de juego durante casi tres semanas.

O mejor dicho, el guardia de Los Ángeles Lakers se está enfocando en sus últimos “18 meses” de básquetbol que le restan en lo que ha sido una carrera brillante. “No”, dijo Nash después de una ronda de tiros en una práctica de los Lakers cuando se le preguntó si en algún momento el retiro había cruzado por su mente. “No del todo. No sé de dónde salió eso. Para mí, me doy cuenta que me quedan 18 meses de básquetbol. Quiero sacar el mayor provecho que pueda conseguir de esto. No sé si será por un juego y la vasta mayoría que quedan”.

Nash está en  Vancouver, en la Columbia Británica, con su entrenador personal Ricky Celebrini, en un proceso de rehabilitación de las duras lesiones que le azotan. ESPNLosAngeles.com

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