Piedra de escándalo

El destape provocado por la reconstrucción del hospital Darío Contreras por cuenta de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE), es un ejemplo de que definitivamente las cosas no se pueden hacer como en el pasado.

El destape provocado por la reconstrucción del hospital Darío Contreras por cuenta de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE), es un ejemplo de que definitivamente las cosas no se pueden hacer como en el pasado.

El caso se ha convertido en foco de atención por las gravísimas fallas denunciadas y particularmente porque una obra licitada para “remodelación” por un monto de RD$886.5 millones terminó con un costo real de RD$1,500 millones, confirmado por el mismo director de la OISOE, Miguel Pimentel Kareh. La OISOE es la misma entidad que en el pasado ha dado tanta agua que beber y de la que tanto se ha hablado.

Como era de esperar, el director de OISOE está justificando no sólo los gastos, sino la funcionalidad de la obra. Pero la denuncia del jefe de Servicios de Ortopedia y Traumatología Pediátrica de ese centro, Máximo Periche Eusebio, presenta un cuadro patético que contradice al funcionario palaciego.

Periche Esusebio ha dicho: “Los consultorios no tienen baños ni lavamanos; para los pacientes que consultan solo hay uno. Los cuartos de yeso no tienen agua, no tienen fregaderos ni vertederos y deberían tener un desagüe”. El comedor está frente a la morgue. Y denuncia que una empresa de servicio no ha podido instalar la central telefónica por problemas de diseño. Este profesional ha declarado cosas más fuertes. Preferimos dejarlo ahí.

Lamentablemente, el director de la OISOE atribuye las denuncias a una campaña maliciosa. Sugerimos que el Ministerio de Salud aborde con seriedad el problema.

Mientras, el caso pone a flote un mal de fondo. Obras como los hospitales y las escuelas no se pueden realizar bajo los presupuestos, pareceres o caprichos de organismos constructores del Estado sin el aval o la certificación previa de los usuarios, específicamente, el Ministerio de Salud.

Estas obras, por su naturaleza, deben realizarse con especificaciones previstas en un protocolo de diseño consensuado en el Ministerio de Salud, una suerte de certificación previa sin la cual no se pueda dar ni el primer picazo.
Es una pena que una obra tan costosa sea hoy piedra de escándalo.

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