Plaza de la Cultura, un tesoro casi olvidado

La Plaza de la Cultura es rica en historia. El terreno donde está ubicada perteneció al dictador Rafael Leónidas Trujillo y allí…

La Plaza de la Cultura es rica en historia. El terreno donde está ubicada perteneció al dictador Rafael Leónidas Trujillo y allí se elevaban bellas mansiones y jardines de su familia. Tras la dictadura esos bienes pasaron a ser propiedad del Estado, pues de ahí los había adquirido el tirano.

Hoy, la plaza es sede de cuatro museos, la Biblioteca Nacional y el Teatro Nacional, también un restaurante, un café y las oficinas que se encargan de la organización de la Feria del Libro, suficientes establecimientos para disfrutar de estas atracciones y los árboles centenarios que adornan sus caminos.

El centro cultural está ubicado en la avenida Máximo Gómez, entre las calles Pedro Henríquez Ureña y César Nicolás Penson, en pleno centro del Distrito Nacional. Sin embargo, sus atributos no son suficientes para hacer de esta plaza una interesante opción de recreo. Varias razones empañan lo que pudiera convertirse en un paseo enriquecedor durante el día.

La Plaza de la Cultura fue, durante la tiranía trujillista, tierra de ostentosas casas y jardines de familiares del dictador. Allí, Rafael Leónidas Trujillo Molina vivió sus últimos años y fue velado cuando lo ajusticiaron el 31 de mayo de 1961.

Ante la caída del régimen, el anhelo de tachar esta oscura época dio paso a que naciera la Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte.

Los cuatro museos alojados allí exhiben una buena parte de la historia. El Museo del Hombre, por ejemplo, tiene importantísimas colecciones invaluables de los primeros pobladores de la isla. Aquí se observan piezas antiquísimas sobre los nativos taínos y la cultura africana.  “Se llama ‘Del Hombre’ porque es su discurrir histórico, lo que ha pasado el hombre dominicano”, explica su director Cristian Martínez.

El Museo de Arte Moderno, por su parte, posee obras de los más destacados precursores de la plástica dominicana y artistas de Centroamérica, el Caribe y España, desde el siglo XX hasta la época contemporánea. Fue inicialmente una galería de arte.

También está la recién inaugurada y moderna Biblioteca Nacional y el no menos importante, Teatro Nacional, que exhibe excelentes presentaciones artísticas populares y también de elevados presupuestos aportados por empresas que patrocinan actividades culturales.

Uno de los más atractivos museos para los niños es el de Historia Natural. En este espacio se exhiben los mamíferos primitivos de la isla y esqueletos de ballenas jorobadas, sei y cachalotes.

Menos para ver

El Museo de Historia y Geografía, que actualmente está cerrado, exhibía piezas como el trabuco de Matías Ramón Mella y el piano donde se hizo la composición del Himno Nacional. También estaba la primera bandera que ondeó en Puerto Plata después de la intervención norteamericana (1916-1924). Paradójicamente, cuando fue inaugurado este museo, la sala que alojaba las pertenencias de Trujillo era la más atractiva para sus visitantes. Maletines, correas, zapatos, perfumes del dictador y la propaganda durante su tiranía eran parte de su exposición.

Casi todas las fuentes, que bien podrían impresionar ante su belleza, se hallan apagadas y sus aguas llenas de lama. Si se comparan las áreas abiertas (todo el terreno es de unos 800 por 400 metros) con la cantidad de bancos que podrían haber, no son suficientes y sus espacios verdes no lucen cuidados, atrayentes. A esto se le suma que al caer la tarde, la vigilancia queda corta.

Antes de la Plaza

La Plaza de la Cultura se edificó entre la década de los 70 e inicios de los 80 en lo que antes fue la Estancia Radhamés, nombre del hijo menor del dictador.
Su hija María de los Ángeles (Angelita) Trujillo también tenía su mansión, los jardines de la estancia hoy adornan la Plaza de la Cultura. De esta época quedan recuerdos que el presidente Joaquín Balaguer quiso “borrar” cuando ordenó que se demolieran los inmuebles de la familia del generalísimo para levantar unaplaza cultural.

La morada de Trujillo fue destruida para dar paso a la Biblioteca Nacional. Luego, en el área de la casa de Angelita, se edificó el Teatro Nacional, en agosto del 1973. El Museo del Hombre Dominicano fue inaugurado el 12 de octubre de ese mismo año. En ese momento ya se encontraban en construcción el de Historia Natural, el Museo de Arte Moderno (1976) y el de Historia y Geografía Dominicana, abierto por el presidente Antonio Guzmán en el 1982.

Datos

Los visitantes pueden acceder a los museos disponibles en la Plaza de la Cultura, que es una dependencia del Ministerio de Cultura, adquiriendo entradas a un precio no mayor de 100 pesos, desde las 10:00 de la mañana a las 5:00 de la tarde. Allí también pueden comer o beber a su gusto en el restaurante Maniquí, el bar del Teatro y el bar Cinema Café, lugares visitados frecuentemente por las noches.

Puede ser un espacio recreativo

El director del Museo del Hombre, arquitecto e historiador, anhela que la plaza reciba atención para que se convierta en un verdadero espacio de recreación, donde “los padres puedan venir y soltar a sus hijos”. Su entusiasmo se percibe al hablar y demuestra que no faltan los buenos deseos, lo que sí escasea son los recursos económicos.

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