Pocas opciones de entretenimiento

Ahora que estamos en plena navidad, que hasta los partidos políticos decidieron darnos tregua y que lo ideal sería dejar los problemas…

Ahora que estamos en plena navidad, que hasta los partidos políticos decidieron darnos tregua y que lo ideal sería dejar los problemas a un lado por unos días, los dominicanos buscamos formas de esparcimiento y diversión para distraernos y disfrutar. Sin embargo, si excluimos los típicos bares y centros nocturnos (que son demasiados y muy parecidos entre ellos), las posibilidades son muy limitadas.

Las obras de teatro y presentaciones artísticas en general, por ejemplo, constituyen en nuestro país un lujo esporádico y con una oferta tan limitada que nos obliga a conformarnos con ver “lo que hay” en lugar de elegir lo que nos gusta.

Los balnearios están fríos en esta época y además, si queremos encontrar una playa limpia y agradable, a pesar de vivir en una isla, tenemos que tomar peligrosas carreteras ya que cerca de la ciudad no tenemos ese privilegio.

En materia de parques de diversiones indiscutiblemente hemos involucionado, pues pasamos de tener un modesto pero interesante y permanente “Quisqueya Park” a sólo contar con ferias mecánicas de temporada que no ofrecen la calidez de una elefanta “Mami” o las ocurrencias de “Buche”. Y por supuesto, lo anterior nos lleva a pensar en el Zoológico, que a pesar de los esfuerzos no se compara siquiera con otros de la región.

Las cosas se complican aún más para los adolescentes, pues los chiquitos todavía se deleitan con facilidad viendo los peces del acuario o disfrutando de algunos parquecitos interiores que se encuentran en centros comerciarles del país. Pero los jóvenes entre 13 y 17 años de edad, que ya no se sienten niños pero no tienen edad para estar, por ejemplo, en una discoteca, ya no encuentran actividades como los tradicionales “Tiempo joven” que hasta hace una década se hacían los domingos en algunos clubes y establecimientos para satisfacer las necesidades de un segmento que también merece divertirse. Aquí no hay museos de cera, casas del terror, pistas de patinaje que duren todo el año, restaurantes temáticos que presenten obras teatrales fijas, franquicias de interés como el “Ripley’s Believe it or Not”, parques de agua atractivos y cerca de la ciudad, lugares con simuladores virtuales, hoteles o plazas con montañas rusas, entre otras cosas que podrían constituir alternativas interesantes al “más de lo mismo” que desde hace años tenemos.

Y los que hemos tenido la oportunidad de viajar y comparar lo que ofrece nuestro país con tantas opciones de sano entretenimiento que se encuentran en muchos otros países del mundo frecuentemente nos preguntamos qué habrá pasado con esa idea del “Nueva York chiquito” que una vez esbozó quien ha sido en 3 periodos Presidente de la República.

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