El poderoso mensaje del Papa

La visita del Papa Francisco a dos naciones que durante décadas obligaron al mundo a centrar su atención en el devenir de unas relaciones marcadas por la confrontación permanente, es un hecho con características suficientes para ser incluído…

La visita del Papa Francisco a dos naciones que durante décadas obligaron al mundo a centrar su atención en el devenir de unas relaciones marcadas por la confrontación permanente, es un hecho con características suficientes para ser incluído dentro de los acontecimientos más trascendentales del presente siglo.

Estados Unidos y Cuba, dos estados divididos por ideologías políticas agudizadas con posturas radicalizadas e intransigentes, vieron pisar sus territorios por un hombre que ha transformado la filosofía con que desde el Vaticano se despachaban los asuntos propios del catolicismo.

El mensaje de paz que el Papa llevó a estos países, ahora en ruta hacia un acercamiento histórico, intenta fortalecer un vínculo necesario. La actitud amigable de Fidel Castro al recibir al Santo Padre, parecía convincente. Y el Papa demostró que es posible convertir quimeras en realidades.

Cada palabra del Papa estaba dirigida a situaciones puntuales, cuidándose siempre de no interceder de manera directa en aspectos que tocaran el pasado que mantuvo alejados a estos dos estados.

En el caso específico de Cuba, semanas antes de viajar a esa isla caribeña, Francisco anunció que deseaba enviarles un saludo fraterno a los cubanos, y que anhelaba un encuentro personal con este pueblo. “Voy a visitarlos para compartir la fe y la esperanza, para que nos fortalezcamos mutuamente”, fueron las palabras que antecedieron el histórico viaje del Papa a Cuba.

El papa Francisco llegó a la isla el 19 de septiembre. Es el tercer pontífice que ha visitado Cuba, país donde la Iglesia Católica asumió un destacado papel como interlocutor con el gobierno de Raúl Castro, ante las gestiones para iniciar un proceso de diálogo y acercamiento con Estados Unidos.

Con esta visita, Cuba se convierte en uno de los pocos países del mundo que ha recibido la visita consecutiva de tres papas: Juan Pablo II, que estuvo en la isla en enero de 1998; Benedicto XVI, en marzo de 2012, y ahora la del argentino Jorge Bergoglio, el primer pontífice latinoamericano.

Su posterior viaje a Estados Unidos, igualmente reviste una importancia capital para robustecer las diligencias unificadoras del Papa. Y es relevante resaltar el detalle de que tanto en Cuba como en Estados Unidos el Santo Padre fue enfático en destacar el papel fundamental de la familia, a la que sitúa como el punto de partida para hacer posible el reclamado y muy esperado nuevo orden mundial.

“Dios siempre golpea las puertas de los corazones. Le gusta hacerlo. Le sale de adentro. ¿Pero saben que es lo que más le gusta? Golpear las puertas de las familias y encontrar a las familias unidas, que se quieren, que hacen creer a sus hijos, los educan y los llevan adelante”.

Este mensaje fue compartido por el Papa en su visita a Estados Unidos. Y como si todo realmente estuviera dispuesto para que las dos naciones otrora antagónicas se empeñen en un plano distinto de sus relaciones, este recorrido coincidió con la Asamblea de la ONU en Nueva York.

Fue en este escenario donde el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tras reunirse con el Papa y delante de Raúl Castro, pidió al Congreso de su país poner fin al embargo que durante más de medio siglo ha mantenido contra Cuba.

Definitivamente, más fecundo y oportuno no pudo haber sido este memorable recorrido del Papa Francisco.

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