Que ningún político puede mantenerse al margen de la corrupción, opinan muchos, al considerar ésta esencial a la política. Generalizar es desproporcionado, pero cabe analizar la vinculación. Una política amiga me citó una cantidad respetable gastada en un solo día de “actividades”. “En política se gasta mucho”, expresó.
En Psicología Social y Aplicaciones, Tirso Mejía Ricart describe factores que determinan la corrupción gubernamental y cita “los costos propios de la política en nuestros días: pago de activistas, atenciones personales, los programas de promoción y propaganda, la compra de vehículos y otros equipos…” Si se gasta, se querrá recuperar. Prevenir la corrupción vendrá primero de desmontar, como sociedad, costos consentidos de la política.
