En política no hay historia sin tiempo

Piero interpreta una canción, “Mi viejo”, compuesta (1969) en colaboración del poeta José Tcherkaski, que en algún momento dice en la tercera estrofa: “Él tiene los ojos buenos y una figura pesada…el dolor lo lleva adentro y tiene historia&#8

Piero interpreta una canción, “Mi viejo”, compuesta (1969) en colaboración del poeta José Tcherkaski, que en algún momento dice en la tercera estrofa: “Él tiene los ojos buenos y una figura pesada…el dolor lo lleva adentro y tiene historia sin tiempo”.

Las historias sin tiempo en la actividad política inducen a errores y fracasos, conocer de su secuencia precisa en el momento en que ocurre, es base necesaria la formulación política. Conocer la historia en su contexto permite entender la estructura social, económica y cultural de la sociedad. La investigación histórica tiene base científica, y los testimonios verbales pueden ayudar a reconstruir un hecho, pero más confiables son los documentos. Los testimonios frecuentemente los aportan envejecientes y se les juntan los tiempos.

En el primer número de la “Revista Teoría Acción” (1972) figura un artículo que titulé “Lucha de clases en el nacimiento de la República”. Trata las características económicas y sociales de los fundadores de la República y de otros actores. Los documentos de los que me serví estaban registrados por la Iglesia católica u oficiales civiles: testamentos, actas de difuntos, de nacimientos, de matrimonios y otros; en ellas se dice oficios o actividades que realizaban. Recientemente he publicado un libro “El PLD y las fuerzas sociales”, en él se incluye un apéndice con cartas inéditas intercambiadas entre Juan Bosch y otros dirigentes, documentos y hasta publicaciones de prensa, base documental de las afirmaciones que figuran en el texto del libro. Ahí aparecen testimonios apoyados en documentos para darles fuerza y credibilidad.

Quien desee conocer, por ejemplo, los objetivos fundacionales del PLD lo encontrará en el Discurso del profesor Juan Bosch en el Congreso Constitutivo de la organización, de 15 de diciembre de 1973. Debemos preguntarnos si perseguimos estos objetivos o nos estamos alejando de ellos. Obviamente, que se ha ido logrando la modernización del Estado dominicano y un crecimiento sostenido de la economía dominicana, no así en lo relativo al desarrollo humano y la superación de las desigualdades. El desempeño es en el manejo de la distribución de riquezas producidas por toda la población, no sólo por los dueños del capital, es muy cuestionable.

Ha habido demasiado prudencia o conservadurismo en los gobiernos que ha gestionado el PLD, especialmente para elevar la presión tributaria, que ha estado en 14% del PIB, la más baja de América Latina después de Guatemala.
Eso quiere decir que el PLD ha gobernado para lograr estabilidad y crecimiento macroeconómico, beneficiando solo a los dueños del capital, sin afectar sus beneficios por no aplicar una presión tributaria que debiera situarse de 26% del PIB, para que el Estado tenga los recursos fiscales necesarios para atender y garantizar el ejercicio de los derechos fundamentales. El PLD ha sido electoralmente exitoso. La oposición ha sido dispersa y débil, incapaz de constituirse en un desafío. Esa situación ha acumulado muchas posibilidades para que todo el que sea candidato del PLD a una posición de elección popular, sea favorecido. Ahora el PLD es la suma de proyectos y objetivos individuales, olvidándose aquellos objetivos generales fundacionales. Presenciamos un proceso que sacude y paraliza a la organización. El reto es rescatarlo para modernizarlo y adecuarlo para que siga haciendo historia con tiempo. Ese reto es de valientes. 

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