Por cada 10 mil dominicanos, menos de uno sufre de lepra

De las enfermedades de la piel, la lepra es una de las que han logrado mantenerse bajo control en los últimos 30 años en la República Dominicana, con un registro anual de unos 150 casos curables.

De las enfermedades de la piel, la lepra es una de las que han logrado mantenerse bajo control en los últimos 30 años en la República Dominicana, con un registro anual de unos 150 casos curables. El país se mantiene con una incidencia de 0.32% casos por cada diez mil habitantes, cifra que lo coloca por debajo de meta del 1% por cada diez mil, prevista por la Organización Panamericana de  Salud (OPS) y el Programa de Lepra para las Américas, para las naciones que aún tienen esa enfermedad.

Rafael Isa, director del Instituto Dermatológico Dominicano y Cirugía de Piel, y Juan Periche Fernández, director del Programa de Lepra, coinciden en afirmar que en República Dominicana la lepra tiene otra cara, lejos del rechazo y la estigmatización que años atrás maltrató a quienes la padecieron, aunque aclara no deja de ser un mal infectocontagioso que amerita cuidado a tiempo.

 Isa explica que en el instituto tiene un sistema de búsqueda activa a nivel nacional, donde proyectan identificar 150 casos aproximadamente cada año. En el pico de la epidemia de 198 hacia atrás, solían  aparecer entre 400 y 500 casos de lepra, pero “ya hoy es otra historia”.

Indica que el porcentaje de discapacidad de pacientes que puede ser afectado con  una lesión permanente  irreversible a causa de la lepra es de un 8%, que define como una estadística aceptable. Mientras, la lepra conyugal es apenas de un 5%, o sea que se puede vivir con un enfermo de lepra toda la vida y no contraer la enfermedad, siempre que la defensa esté alta. “Ya la situación ha cambiado. Hemos enseñado a los pacientes a manejar su situación. Lo primero es que a nosotros se nos enseñó a no utilizar la palabra leproso, porque es despectiva, siempre nos referimos a enfermo de lepra”, aduce el especialista.

La lepra es una enfermedad infecciosa, contagiosa y de evolución crónica, producida por la multiplicación en el organismo humano de un microbio cercano al bacilo de la tuberculosis: el bacilo de la lepra o microbacterium leprae. La micro bacteria que la produce tiene afinidad por el sistema nervioso periférico, que lo altera e inflama y el individuo deja de sentir dolor, calor y frio en un área determinada de su cuerpo, causando complicaciones y mutilaciones crónicas si no es tratada a tiempo.

La lepra es vista como una simple mancha parecida a muchas otras enfermedades de la piel, como la psoriasis, pitiriasis versicolor (paño), escabioso o sarna, dermatitis, lupus, ampollas y el cáncer de la piel. Este mal no tiene síntomas. El único punto clave de la lepra es una mancha, una placa, un tumor, donde se altera la sensibilidad cutánea y el individuo deja de sentir calor, dolor y frío. Periche afirma que la letalidad a causa de esta enfermedad es baja, porque el paciente nunca muere de lepra y afecta pocos órganos.

Salvo la lepra lepromatosa, que es la más agresiva y puede extenderse por todo el cuerpo, produciendo alteraciones de la sensibilidad. En un grado avanzado provoca la amputación espontánea de los miembros extremos: dedos de las manos y de los pies y, en el rostro, de cejas, pestañas, nariz y orejas, lo que constituye la facies leonina (cara leonina).

Tratamiento efectivo

En la actualidad, el diagnóstico para la lepra es un proceso sencillo, y el tratamiento farmacológico con el que se frena su avance es gratuito.
El examen al microscopio de una muestra de tejido infectado confirma el diagnóstico. Los análisis de sangre y los cultivos no resultan útiles para determinar si se tiene o no lepra.

Los pacientes del programa del Instituto de la Piel y el Patronato contra la Lepra, reciben el tratamiento a través de la Oficina Panamericana Sanitaria,  en un acuerdo de lepra para Las Américas, que también incluye a los países que todavía siguen endémicos como Brasil, Cuba, Venezuela, Colombia, México y República Dominicana. El tratamiento consiste en la combinación de tres medicamentos (Rifampicín, Dapsone y Lamprene) durante un período de seis meses y un año, según la fase en la que se haya detectado la enfermedad. La infección puede comenzar a cualquier edad, pero es más frecuente en personas de entre 15 y 30 años. 

Leprocomio

El único leprocomio que existe en el país está ubicado en Nigua, provincia San Cristóbal. Tiene 90 años de construido y en la actualidad alberga a 18 pacientes con lepra o que una vez le parecieron y presentan mutilaciones. En los alrededores del leprocomio viven unas 27 personas que una vez tuvieron el mal.

Lucha constante

Rafael Isa
Director del Instituto de la piel
“El Patronato de la lepra, surgió en 1963, y el Instituto de la Piel, en 1966. Nuestro norte siempre ha sido la lucha contra la lepra. El 1972 firmamos un acuerdo con Salud Pública y desde entonces, somos los encargados de tratar el problema lepra a nivel nacional”.

Tipos de lepra

Lepromatosa
Es de evolución crónica y progresiva. Las lesiones se presentan en cualquier parte del cuerpo.
Tuberculoide
Es la forma más común, es benigna y se desarrolla cuando el organismo muestra resistencia al bacilo infecciosos.
Borderline
Se manifiesta por manchas y placas polimorfas, de bordes poco nítidos, que pueden degenerar en ulceraciones.

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