Constantemente, cada vez que en el país se producen temporadas de alto movimiento de personas y de mucha actividad, como la Navidad, Año Nuevo, Semana Santa y otros motivos, las autoridades encargadas de la seguridad ciudadana organizan operativos de prevención, caracterizados, principalmente, por el acuartelamiento de miembros de la Policía y las Fuerzas Armadas.
La presencia policial en las calles es constante en esos pocos días y los operativos preventivos son muy efectivos. Incluso, ahora en tiempos de redes sociales, surgen los constantes elogios de ciudadanos que destacan, con mensajes por Twitter, la buena labor de los agentes de la Policía Nacional.
Pero muchos también se preguntan y no encuentran respuestas: ¿por qué esa vigilancia constante de policías y hasta militares sólo se produce en épocas cortas específicas? ¿Dónde prestan servicios los cientos de policías que se ven durante la Semana Santa, Navidad y otra actividad festiva o feriada? ¿Qué hace la Policía con los vehículos y equipos modernos que exhiben sus agentes cuando hay operativos preventivos en los días en que no se realizan esas actividades? Y la pregunta final: ¿por qué esa efectiva vigilancia no es permanente?
Cuando las autoridades anuncian que sacarán a los guardias y policías de los servicios que prestan para actividades o personas ajenas a sus funciones, se percibe una falta de control institucional de sus propios agentes, es decir, del personal bajo su mando. Pero aparentemente esos agentes aparecen cuando se dispone acuartelamiento para operativos específicos.
Lo anterior hace aparentar que la ineficiencia en la Policía y en estamentos de las Fuerzas Armadas, en relación con las garantías de seguridad ciudadana, es una responsabilidad propia de esas mismas instituciones, en las que parece que se sabe lo que hay que hacer y se conoce muy bien la ubicación de los agentes, pero sólo los sacan de sus “escondites” cuando se precisa de algún “operativo” coyuntural.
