Cuando ocurre un feminicidio allegados a la víctima comienzan a cuestionar las razones por las que esa mujer permanecía en una relación marcada por el maltrato físico y verbal por parte de su pareja.
¿Será masoquista? ¿Lo ama tanto que puede perdonar que le pegue una y otra vez? Ni una cosa ni la otra. Las razones para seguir en una relación de abuso son variadas, y van desde el miedo a dejar sin padre a los hijos, hasta pensar que su rol de esposa es aguantar con resignación las descargas violentas de su marido.
“Y es que la estructura que sostiene el tema de la violencia intrafamiliar se fundamenta en los mitos, y en los estereotipos de género. Muchas personas no entienden por qué esa mujer se queda en esa relación, y es que ella cree que está cumpliendo con su rol de esposa, de madre, de mujer y se queda atrapada. A la mujer se le dijo desde que era niña que ella tenía que estar al cuidado de otros, que el matrimonio es una cruz y ella es la que tiene que llevarla, que una mujer sola se ve mal, que no le quite el padre a sus niños, entonces ella está atrapada en esa situación y es lo que muchas veces dificulta que una mujer pueda salir de una relación de violencia”, explica Yanira Lara, directora ejecutiva del Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas, (Pacam).
Explica que a las mujeres que se acercan a esa entidad en busca de ayuda, se les enseña a identificar en qué fase del círculo de la violencia se encuentran y a revisar sus creencias sobre el matrimonio, su rol de mujer y los hijos, para que pueda poner fin a los abusos.
Los hijos son víctimas directas
Añade que las víctimas directas de la violencia machista son los hijos, que quedan marcados de por vida ante el asesinato de su madre.
“Es demasiada información para un niño, para un adolescente, incluso, hasta para un adulto. Ver a tu madre, joven, sana, que no murió accidentalmente, sino simple y llanamente porque un hombre dijo que esa mujer iba a vivir hasta ese día, porque como muchas veces ellos han dicho, yo no la quería matar, yo lo que quería era que ella me obedeciera, o si ella no es mía no será de nadie”.
Se queja de que esos huérfanos quedan en un estado de desprotección por parte del Gobierno que no les brinda atención psicológica para superar el trauma que supone ver morir a su madre a manos de su padre, ni tampoco asiste a las abuelas o familiares que pasan a hacerse cargo del cuidado de esos hijos.
Señala que la Ley 24-97, que modifica el Código Penal Dominicano, sanciona la violencia contra la mujer, doméstica e intrafamiliar, es una de las más completas legislaciones sobre el tema, que incluso reconoce la violencia sexual dentro del matrimonio y establece las consecuencias cuando un hombre viola una orden de alejamiento o de protección.
“Pero aquí no pasa nada, son las mismas mujeres las que siguen llevando esas órdenes a sus verdugos. Y cómo pones a enfrentar una víctima con su verdugo”, reflexiona.
Piden aprobar ley
De su lado, la Fundación Vida sin Violencia calificó de alarmante la situación y demandó de las autoridades la urgente intervención para garantizar a las mujeres el disfrute del derecho a una vida libre de violencia.
Su directora, Yanira Fondeur de Hernández, dijo que urge que los legisladores aprueben con prioridad la ley orgánica de prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia contra la mujer, la que según dijo, establece un abordaje integral.
Dicha ley asigna acciones específicas y coordinadas a los actores públicos que deben intervenir en esta grave problemática social, de derechos humanos y de salud pública. “Además garantizará mayor acceso a la justicia, efectividad de la orden de protección, acciones de reeducación de los agresores y atención a las víctimas, así como campañas sistemáticas de prevención”, sostiene.
Ha faltado voluntad del Congreso
Dijo que la pieza no se ha aprobado por falta de voluntad de los legisladores que no han entendido la importancia y necesidad de dotar al país de una ley integral con mayor alcance que la ley 24-97, que consistió en una modificación al Código Penal.
Al preguntarle sobre cuáles políticas públicas debe implementar el Estado para frenar las alarmantes estadísticas, Fondeur respondió que la entidad que preside ha abogado por la integración al currículo escolar de las asignaturas Resolución de Conflictos e Igualdad de Género, así como campañas permanentes de prevención y orientación a las mujeres sobre sus derechos.
“Necesitamos acciones efectivas de protección como desarmar a los agresores, impedir la difusión de música y publicidad que incita la violencia y denigra a la mujer, la instalación en cada provincia de una Unidad de Atención a Víctimas de Violencia y de un Centro Conductual para Agresores”.
Entidades trabajan con mujeres maltratadas
La Fundación Vida Sin Violencia trabaja desde hace casi siete años en la prevención de la violencia intrafamiliar y de género, concienciando a través de talleres y charlas a miles de estudiantes, docentes, padres y madres y ciudadanos en general, formando promotores de paz para que sean multiplicadores del fomento de la convivencia pacífica y de la educación en valores.
Mientras que en Pacam, anualmente alrededor de 180 mujeres se benefician de su programa de recuperación emocional, compuesto por 22 sesiones terapéuticas, que muchas veces supera el año de duración. En dicho programa se les enseña a las mujeres a cómo detectar si se encuentran en una situación de violencia, a identificar en qué fase del círculo de la violencia están, y cómo se comporta el hombre violento. También se revisan sus creencias sobre el matrimonio, la mujer y los hijos.
