Es posible tener un divorcio amigable

Según datos del censo realizado en el 2010 por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), la cantidad de divorcios en el país ha experimentado una leve disminución, ya que tienen computado que en el 2004 hubo un promedio de 17,

Es posible tener un divorcio amigable

Además de la mala experiencia de ver un sueño “destruido” y dos corazones “rotos”, según explica el psiquiatra…

Según datos del censo realizado en el 2010 por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), la cantidad de divorcios en el país ha experimentado una leve disminución, ya que tienen computado que en el 2004 hubo un promedio de 17,691 divorcios, mientras que en el 2010 se registraron 16,769. Siendo el Distrito Nacional la provincia donde más se presentan demandas de divorcio, con un promedio anual de cuatro mil.Estas estadísticas pueden representar una esperanza para aquellas personas que aún tienen la ilusión de tener una unión matrimonial feliz y duradera. Pero la realidad que viven otras naciones del mundo es muy distinta, pues según el Instituto Nacional de Estadísticas y Estudios Económicos, INSEE, en 2010 se registraron en Francia 251,654 matrimonios y unos 134,000 divorcios; mientras que en Estados Unidos una investigación realizada por la Bowling Green State University en 2009, determinó que entre las personas que pasaron las cinco décadas de edad los divorcios crecieron a uno cada cuatro casamientos.

Otros ejemplos que se pueden citar es el caso de Costa Rica que en el 2011 los divorcios establecieron un récord al registrarse un total de 12,592, una cifra superior a la marca anterior de 11,556 establecida en el 2010; y en Chile las peticiones de divorcio entre enero y octubre de 2011 llegaron a 43,726, mientras que en 2010 sumaron 38,634. Lo que indica que a nivel mundial la tendencia es “tirar la toalla” antes cualquier vicisitud que surja en el matrimonio, antes que seguir “luchando” por aquello que los unió: el amor.

¿Qué trae esto como consecuencia?

Además de la mala experiencia de ver un sueño “destruido” y dos corazones “rotos”, según explica el psiquiatra José Miguel Gómez, en su libro “El divorcio inteligente”, el divorcio se está convirtiendo en una epidemia que contribuye a que las personas tengan menos interés en mantener un compromiso formal y a crear vínculos fuertes con su pareja.

Gómez considera que en la actualidad, “el divorcio es parte del lenguaje y comportamiento cotidiano donde se percibe y se “deglute” como algo normal; como una conducta esperada, dada su incidencia y prevalencia”.  Establece que lo más preocupante es la nueva modalidad que han girado sobre rupturas y desapegos problemáticos, traumatizantes y disfuncionales para las parejas como son el divorcio traumático, el divorcio familiar, el divorcio patológico, donde las parejas terminan con actitudes emocionales negativas de ira, enojo, frustraciones, vergüenza, culpa, resentimiento y odio.

Afirma que esto causa que dos seres humanos se desapeguen o entren en desafecto, en agotamiento emocional, imposibilitando el divorcio inteligente y pronosticando un divorcio traumático.

Un reflejo de la sociedad

Gómez, quien es presidente de la Asociación Dominicana de Psiquiatría, considera que los nuevos modelos de familia que predominan, tanto en la República Dominicana como en otras latitudes, como son las familias mono-parentales o matrifocales, de familias rotas y disfuncionales dan paso a que las personas tengan mayor tendencia al divorcio y a ciertas patologías conductuales.

“Los divorcios están en aumento y seguirán aumentando. Las determinantes causales de la falta de comunicación en las parejas y de la falta de habilidades para abordar los conflictos de forma madura y sana. Pero también están la problemática económica, la infidelidad, los celos, los problemas por los espacios, las interferencias de las familias, los temperamentos y carácter de las parejas; así como sus actitudes emocionales favorecen el origen de los conflictos, de las separaciones y del divorcio como respuesta definitiva”, menciona.

Por lo que aconseja pensar y actuar con inteligencia al momento de tomar la decisión de separarse, hacer posible la conquista de la libertad, el bienestar y la felicidad luego de la separación.

“Sé que se puede ser un divorciado feliz y asumir tu proyecto de vida sin importar la condición de soltero a casado. Solamente aquellos (as) que les tienen temor a la estigmatización, a los prejuicios, a la soledad, a la presión social y familiar hacia el divorcio, continuación en una relación tóxica o patológica”, manifiesta Gómez.

Una contribución para la sociedad

En “El divorcio inteligente”, Gómez trabaja de forma reflexiva, psicoterapéutica y preventiva, y asegura que  las parejas encontrarán los caminos y los atajos, las anclas, los propósitos y motivaciones que hacen la diferencia entre un divorcio patológico y uno inteligente, resonante y reproductor de bienestar y felicidad.

“Sencillamente en las próximas décadas las estadísticas hablarán de que el 60% de las personas se divorcian. Pero espero que, por lo menos, el 40% de ellos elijan un divorcio inteligente, donde aprendan que la felicidad y la armonía espiritual son posibles. Sobre todo, seguir siendo una buena persona, para asumir proyectos de pareja inteligentes y sanas, y familias integradas y funcionales”, expresa.

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Además de la mala experiencia de ver un sueño “destruido” y dos corazones “rotos”, según explica el psiquiatra José Miguel Gómez, en su libro “El divorcio inteligente”, el divorcio se está convirtiendo en una epidemia que contribuye a que las personas tengan menos interés en mantener un compromiso formal y a crear vínculos fuertes con su pareja.

Gómez considera que en la actualidad, “el divorcio es parte del lenguaje y comportamiento cotidiano donde se percibe y se “deglute” como algo normal; como una conducta esperada, dada su incidencia y prevalencia”. Establece que lo más preocupante es la nueva modalidad que han girado sobre rupturas y desapegos problemáticos, traumatizantes y disfuncionales para las parejas como son el divorcio traumático, el divorcio familiar, el divorcio patológico, donde las parejas terminan con actitudes emocionales negativas de ira, enojo, frustraciones, vergüenza, culpa, resentimiento y odio.

Afirma que esto causa que dos seres humanos se desapeguen o entren en desafecto, en agotamiento emocional, imposibilitando el divorcio inteligente y pronosticando un divorcio traumático.

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