El potencial de la industria de muebles

El aparato productivo dominicano acusa notablemente bajos niveles de productividad y una incapacidad para competir en los mercados externos e incluso…

El aparato productivo dominicano acusa notablemente bajos niveles de productividad y una incapacidad para competir en los mercados externos e incluso en los internos, donde las importaciones ganan terreno, aún frente a sectores con potencialidades evidentes.

El caso de la industria de muebles es uno paradigmático. Se trata de un sector esencialmente estancado; sin embargo, un fortalecimiento de la asociatividad y la coordinación entre los actores del sector, y políticas públicas productivas y comerciales dirigidas, coherentes y persistentes pueden hacer la diferencia. 

Así lo revelan resultados preliminares de una investigación del “Proyecto de Apoyo al Desarrollo de las Capacidades Competitivas” auspiciado por la Unión Europea a través de la Dirección General de Cooperación Internacional (Digecom) para el Consejo Nacional de Competitividad (CNC) y que se enfoca en el potencial exportador del sector a los países de la Caricom. La producción de muebles tiene un peso relevante en la economía. Explica cerca del 1% del PIB y el 10% del empleo manufacturero. La fabricación de muebles de madera es el principal renglón. También se destacan la de colchones, muebles tapizados y de otros materiales como plástico, metal y fibras naturales y artificiales, y de muebles de cocina, y de puertas y ventanas de madera y metal, pero tienen un peso reducido.

Aunque hay empresas grandes, la mayoría son pequeños talleres, con procesos productivos muy poco especializados, bajos niveles de productividad y estandarización, débiles sistemas de gestión y baja calidad. Adicionalmente, el diseño no forma parte de la gestión productiva, lo que implica una reducida diversidad de productos, poca flexibilidad y capacidad de adaptación, y procesos de producción inapropiados e ineficaces. Siendo así, la industria se sostiene gracias a una producción adaptada a los gustos y las preferencias del mercado, y a bajos salarios y beneficios, en una dinámica que le impide crecer, desarrollarse y modernizarse.

Como consecuencia, la producción ha perdido peso en el mercado nacional, cuyo tamaño ronda los RD$7,000 millones. Más de la mitad es cubierto por importaciones. Además, hay una incapacidad para incrementar exportaciones, las cuales han sido de unos US$10 millones en los últimos años. La Caricom es un mercado natural e importante para las exportaciones de muebles debido a que la demanda se concentra en muebles de madera, las capacidades productivas son limitadas y el tamaño del mercado es significativo para la industria dominicana.

A pesar de que los acuerdos comerciales han liberalizado el comercio, los altos costos, la reducida variedad y la baja calidad son las principales barreras para incrementar las ventas externas. Las empresas nacionales que han podido exportar tienden a ser las de mayor tamaño y las que logran mejor calidad.

Simultáneamente, se evidencia una creciente competencia asiática, especialmente china, la cual ha irrumpido tanto en el país como en sus mercados de exportación con precios muy competitivos y con una amplia variedad, amenazando incluso con cambiar los gustos y las preferencias hacia productos distintos de los muebles de madera.

En ese marco, hay dos líneas de políticas cruciales para transformar el sector, explotar su potencial e impulsar las exportaciones. Una es la promoción del desarrollo productivo para transformar la pequeña producción artesanal en una actividad industrial.

Un área crítica es el fomento del aprendizaje tecnológico con especial atención al corte de piezas y estandarización de medidas, tallado, ensamblaje y empaque. Esto implica esfuerzos para el entrenamiento colectivo apoyados por el sector público y en estrecha colaboración con los gremios. También se debería impulsar la mecanización, lo que requiere acciones simultáneas para mejorar el acceso al crédito y estimular el trabajo asociativo entre pequeñas y medianas empresas en la producción y el comercio, como se ha venido haciendo. La diversificación, por su parte, requiere incorporar el diseño en la gestión de la producción.

Otra línea de políticas es la promoción activa de las exportaciones con mucha mayor perseverancia pública y privada a fin de superar la discontinuidad e irregularidad, reducir los déficits de información y conocimiento sobre potenciales compradores, y promover el establecimiento de relaciones comerciales permanentes.

Producir más y mejor, y vender y exportar más son esfuerzos sinérgicos. Hay que aprovechar el potencial cuando todavía quedan capacidades productivas.

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