Es difícil entender la dinámica del PRD. Los grupos internos defienden los mismos principios pero difieren al aplicarlos. Miguel Vargas, dice que lucha por institucionalizar el partido. Con ese fin, retiene el poder, promueve cambios, leyes, expulsa y suspende líderes que tilda de indisciplinados, etc. Quiere que respeten las decisiones, sin cuestionamiento.¡Se acabó el caos y la improvisación!
Ha acuñado el término institucional. Le pone ese apellido a todo, como si fuera la marca del producto de su empresa. Se le oye hablar del PRD institucional, agenda institucional, proceso institucional, diálogo institucional, trabajo institucional, asamblea institucional…
La Comisión Política y el CEN institucional designarán la comisión organizadora de la Convención, que a su vez elegirá el presidente del PRD y el candidato a la Presidencia de la República. Ya eligieron el presidente en funciones y secretarios. Están haciendo nuevo padrón electoral, todo institucional.
Las puertas del PRD institucional están abiertas, excepto para los “indisciplinados”. Es obvio que al PRD lo maquillan y le están poniendo un traje nuevo para que luzca serio ¡Institucional!, a la medida de su comandante en jefe. De hecho, la casa nacional, la convirtieron en una mansión con celosos guardianes, que cohíben la entrada de la base sencilla. Para pasar, deben dar señales de subordinación. Eso será suficiente para optar por posiciones dentro del organismo y hasta para ser candidatos a senador, diputado, regidor, etc. Pregúntenselo a Peggy Cabral, la presidente en funciones.
Este sistema es una ¡tremenda tentación y prueba de fuego para los negociadores! Si deciden dejar ese rol, ya tienen la promoción, sólo necesitan sumisión.
Mientras tanto, a los “indisciplinados”, los ahogan. No tienen salvavidas. Quizás los encuentren en la Convención y falta mucho. Son malvados los que dicen que Miguel nunca se ha quitado el traje de empresario, que no le interesa la base, que le basta la franquicia y no soltar las riendas. Oh, Dios.
Es obvio que el concepto institucional se desprestigia. Se percibe como demostración de fuerza, lucha de poder, dictadura, cuando debe ser un sistema democrático, donde se respete el sentir de la gente. Ojala que en la Convención del PRD permitan la participación libre y voluntaria de la base, para que ayude a erradicar las corrientes negativas y reine la unidad y la libertad. En sus manos está evitar la división. Siempre he pensado que los partidos pueden manejarse como lo hacemos las madres con los hijos: con disciplina pero con mucho amor.
¡Oh, disciplina, cuánta esclavitud se siembra en tu nombre!
