Ahora que faltan días para el cambio de gobierno, muchos opinan sobre el tipo de relación que debe tener Danilo Medina con la prensa, y con qué frecuencia debería hablar con los periodistas.
En el tema de la relación Presidente-periodistas, hemos tenido varios modelos durante los últimos años, desde el enigmático y místico Joaquín Balaguer, pasando por un Hipólito Mejía que no resistía la tentación de hablar con los reporteros, hasta un Leonel Fernández, que pese a su facilidad de palabra, gusta de “administrar su silencio”, como dijeron recientemente algunos colegas que buscaban defender el estilo del gobernante.
El Presidente entrante, quien ganó las elecciones prometiendo que rescataría cosas buenas y repararía las malas, debe tener como propósito mantener una relación adecuada, respetuosa y fluida con los representantes de los medios de comunicación, que son las vías por las cuales él podrá enviar determinados mensajes a la población relacionados con la importante y delicada función que le tocará asumir dentro de apenas 15 días.
El esquema perfecto, a mi juicio, sería el que se alejara de los extremos. Ni tan parco y reservado como para que el país que lo eligió a veces perciba dejadez de su Presidente, ni tan asequible y solícito que pierda el encanto y la majestad que debe tener quien anda a bordo del vehículo con la placa número 01.
Me tocó cubrir el Palacio Nacional en gran parte de la gestión del expresidente Mejía. Desde mi posición de reportero saboreaba como un éxito el hecho de lograr casi diariamente, una declaración del Presidente, pero si me hubiese tocado asesorarlo le hubiese aconsejado otra cosa. No solo por aquello de que el que mucho habla, mucho yerra, sino también porque se diluyen las expectativas que deben rodear a un jefe de Estado.
Leonel Fernández, por momentos, se ha ido al otro extremo, ya que en ocasiones en que mucha gente espera una declaración suya sobre un tema determinado, hace mutis.
El mandatario, además, prefiere los discursos y exposiciones a responder preguntas a los periodistas.
Veremos con qué viene Danilo. Ojalá que sea con una fórmula híbrida. Ni tanto, ni tan poco.
