Antonio Sánchez Valverde, hace obvia referencia a la quiebra de la sociedad boyante que dejó Ovando al ser sustituido por el virrey Diego Colón como heredero de su padre en su lucha por el poder contra el grupo de anti colombistas llamados servidores del rey, liderados por el tesorero Miguel de Pasamonte con apoyo e instrucciones de aquél para dificultar el éxito de su gobierno. Dice: “Nada es más importante a una nación… que el conocimiento exacto y práctico de cada una de aquellas partes que la componen.
El defecto de estas noticias puede hacerla abandonar sus posesiones más preciosas; perder las producciones más estimables que la enriquecerían y dejar perecer en la miseria millares de individuos, cuya felicidad podría procurar con ventajas de todo el cuerpo.
Las Naciones que no contentas con las Cartas que describen la extensión de sus terrenos, la comodidad de sus puertos y la calidad de sus costas; ni satisfechas con las relaciones generales del clima, fertilidad y proporciones del suelo hechas tal vez sin el conocimiento correspondiente, o con diferentes intereses, debían procurarse una relación circunstanciada de hombres imparciales, prácticos y de buenas luces sobre cada pedazo de terreno que hubiese visitado por sí mismo…”.
Es crítica a los cronistas que relataron eventos acaecidos en la isla Española, tanto a los españoles como a los extranjeros, “los cuales unos jamás habían pisado su terreno; otros le habían visitado por el corto distrito que poseen los franceses y alguna parte de las costas en que por casualidad desembarcaron.
Gonzalo Fernández de Oviedo vivió muy a los principios de su descubrimiento pero no penetró su terreno, ni entonces estaba conocida su extensión, ni se tenía luz de todas sus producciones, así vegetales como fósiles, ni se sabía la calidad, ni aun el origen de sus ríos.”
De la riqueza aurífera, señala que aunque “dar razón de todos los géneros de minerales que hay en Santo Domingo, e indicar sus lugares es imposible porque muchos no se han descubierto y aún se ha perdido la memoria de otros que se trabajaron al principio.
La isla tiene todavía sierras y bosques por donde sólo han penetrado monteros o negros fugitivos y montañas, que sin temeridad podrá decirse que jamás han sido pisadas de planta humana; por consiguiente, hay mucho que descubrir…”.
También obvia es su premisa de que no fue el oro lo que se agotó sino la mano de obra nativa. Oro hay en San Cristóbal, Bonao, Buena Ventura a ocho leguas de la capital; Cotuí, en Santa Rosa, Jánico, el Cibao… l