Por más que brinquen y salten los interesados en incidentar el procedimiento, el Congreso Nacional no va a delegar sus atribuciones para seleccionar a los integrantes de la Junta Central Electoral, como establece y manda la Constitución. Tampoco, los diputados van a dejar su responsabilidad para aprobar y remitir al Senado, las ternas de las que habrán de seleccionarse los miembros de la Cámara de Cuentas, procedimiento que responde al principio de separación de los poderes. A fin de cuentas, el pasado 15 de mayo hubo elecciones en todo el país y los ciudadanos con derecho al sufragio, lo ejercieron escogiendo a sus gobernantes, incluidos los representantes de ese universo de votantes ante el Congreso Nacional y los municipios. Querer que se violenten los procedimientos no es democrático. Insisto: Por más que pataleen los que quieren otra cosa…
El Dicom
La dirección de Comunicación del Gobierno, a cargo de mi buen amigo Roberto Rodríguez Marchena, está en lo suyo. No escapa al conocimiento de los medios de comunicación, ni de los actualmente llamados líderes de opinión, ninguna acción positiva de las que ejecuta la presente administración. Los afectados por la eficiencia del Dicom en la difusión profusa de las ejecutorias gubernamentales no paran mientes en señalar que Rodríguez Marchena y su equipo “realizan una propaganda excesiva y empalagosa con propósitos políticos y partidaristas”. ¡Y sí, la realizan!, pero esa es su responsabilidad, ahí está su efectividad. El cumplimiento de su misión es difundir y promover lo que hace la Administración, no es ocultarlo para que sus adversarios cojan cancha y encuentren armas para el ataque. Además, el estilo sencillo, el contenido de los minirreportajes y crónicas, con testimonios y relatos, apareado a la difusión de las decisiones oficiales de interés colectivo, completan la labor intensa y muy profesional del Dicom. Reconocimiento a Roberto y los suyos…
