El Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) se acerca a su asamblea eleccionaria el próximo 26 de enero, en un ambiente de confrontación y división, que podría acelerar el cortejo fúnebre que partió con la muerte de quien fuera su fundador, Joaquín Balaguer, el 14 de julio del año 2002.
Las raíces de la lenta agonía de un partido, que una vez fue mayoritario, habría que buscarlas en la historia de yerros permanentes de su dirección política y los tumbos y zigzagueos que, detrás de sus beneficios personales, han transitado en los últimos 20 años.
Las truculencias que caracterizaron al llamado grupo de la casa, representado hoy por la dupla Quique y Amable, convirtió el partido representante del pensamiento conservador de la República Dominicana, en una entelequia, sin capacidad de respuesta, para una población que exige participación a través de la racionalidad y la discusión de ideas en un ambiente democrático.
En un resumen apretado de las maldades que llevaron al PRSC a la situación calamitosa en que se encuentra hoy, podríamos citar: la traición a la candidatura de Jacinto Peynado, la alianza clandestina en 1996 con el PLD en primera vuelta, el acuerdo del desacuerdo de 1998, la chiva amarrada del 2000, el apoyo a Hipólito y al PPH en la reforma constitucional del 2002, los “cangrejos” que votaron en contra de Jacinto y Morales en el 2003.
También, el acuerdo firmado clandestinamente con el PLD en el 2004, la alianza rosada en el 2006, los perredeístas votando por Amable en el 2008, los salamis y los puerquitos, el redondeo, y todo un rosario de desaciertos encabezados por los mismos nombres que hoy pretenden dirigir al PRSC, con el único objetivo de administrar los fondos que entrega la JCE.
Los pagos a las maldades de parte de los gobiernos del PLD y el PRD fueron públicos: Liga Municipal Dominicana, la CAASD, consulados en Hamburgo, Puerto Rico, Puerto Príncipe, Panamá; Secretaría de Industria, Embajada en Italia, Presidencia de Cámara de Diputados, Dirección del BNV, y toda una larga lista cuyos beneficiarios fueron y todavía son los mismos nombres de siempre.
Aquí queremos aclarar, para los que tienen mala memoria, que la alianza de Carlos Morales con Leonel Fernández y el PLD en el año 2004, fue hecha en forma pública en un acto celebrado con la presencia de los miembros del Consejo Presidencial Reformista y los miembros del Comité Político del partido morado.
Los negocios ocultos, en busca de prebendas personales, llevaron al PRSC a perder la credibilidad que necesita todo partido político para crecer.
A esto debemos agregar, la incapacidad de los que han ocupado la secretaría general y organización, principales cargos en una estructura política, de ejercer su función de una forma participativa e incluyente, antes bien, estas posiciones han sido la catapulta al enriquecimiento personal y la búsqueda de privilegios.
El resultado de la elección de autoridades del reformismo es a nuestro juicio el punto final de una época, la decisión de los delegados será vital para que ese partido sea capaz de resucitar de sus cenizas o definitivamente ingrese al mundo de los muertos.
Si se elige a Quique Antún, quien “no la pide ni la golosea pero si se la dan se la jondea”, el cortejo fúnebre seguirá su marcha hacia el cementerio, pues es más de lo mismo.
Si el electo es Amable Aristy, entonces el sepelio se convertirá en un entierro de pobres, aquellos que van tan rápido que a los deudos no les da tiempo de llegar al campo santo.
Y si se mantuviera a Carlos Morales con la renovación dirigencial que le acompaña, la resurrección podría ser una posibilidad, a partir de la construcción de una estructura política que deje de vender historia y comience a mirar hacia el futuro, proyectando un nuevo reformismo sobre bases sólidas. l
