El sector turístico está contento con el momento que vive, y con el mismo la economía dominicana. El presidente de Asonahores no oculta su entusiasmo, y augura tiempos mejores.El pasado martes dijo a elCaribe que la inversión va en franco crecimiento, lo que se explica por el avance en seguridad jurídica y por los resultados de la Ley de Incentivos que han contribuido a crear un “boom hotelero” en varias regiones. En el primer trimestre de 2016 el turismo creció un 6.5%.
Pero al país le podría ir mejor. Y quizás no hay que hacer demasiado.
Una de las quejas tiene que ver con la gerencia municipal. Que los municipios no terminan de hacer bien sus tareas, y hay problemas ambientales por mala recogida y disposición de la basura. Males ambientales por ruidos, caos en el tránsito y tendencia a la arrabalización.
Y lo más incomprensible. ¿Cómo es posible que el turismo no alcance mayor expansión más allá de los confines de destino playero? O en su misma vecindad, porque de hecho hay unos desbalances entre el destino de enclave, el entorno y el resto del país.
Lo más sorprendente es que los desarrolladores se quejan de la falta de señalización de destinos y carreteras. De modo que un turista que se aloje en Puerto Plata encuentra dificultad para trasladarse por cuenta propia a otro destino, sea por falta de indicadores o por un sistema deficiente de transportación.
Falta que los líderes municipales entiendan que deben trabajar para que sus comunidades sean amigables y habitables. A los mismos dominicanos se les dificulta encontrar una calle en la misma ciudad donde habitan. Pocas están señalizadas.
Asimismo, el gobierno nacional debe identificar mejor carreteras, rutas y destinos. Un caso singular: el entronque de la carretera San Pedro de Macorís-La Romana con la autovía del Este no está claramente demarcado. El transbordo es confuso. Mucha gente termina en el centro de La Romana. El distribuidor es difuso.
Así de simple. En esas cosas pequeñas, Obras Públicas y los municipios tienen algunas tareas por realizar.
