San Juan, Puerto Rico. Históricamente, Puerto Rico ha trabajado en positivo con su boxeo profesional. Los hechos así lo testifican.Sixto Escobar, del peso gallo (118 libras) fue el primer campeón mundial que parió el pugilismo rentable de esta isla y fue valorado como un peleador de altos quilates.
Es un criterio que encuentra consenso entre los periodistas boricuas, especialmente los doctos en boxeo. Y cito entre ellos al veterano Chu García, quien durante más de 20 años trabajó como Editor Deportivo del diario El Nuevo Día del cual, dicho sea de paso, trabajé como corresponsal -durante 17 años- en República Dominicana.
Los púgiles boricuas, en su mayoría, siempre han trabajado con intensidad, capacidad, bravura y disciplina.
Jose -Chegüí-Torres, de la categoría de los semipesados, le siguió a Sixto Escobar. Es decir, Torres ganó el segundo campeonato mundial de boxeo para la Isla del Encanto.
Este capacitado peleador, que además -después de colgar los guantes- fue escritor y durante unos tres años se desempeño como presidente de la Comisión Atlética de Nueva York, también recibió elogios de la prensa especializada.
Lo moderno
En los tiempos modernos Puerto Rico también ha logrado resonantes éxitos. Son incontables.
Wilfredo Gómez, a quien he resaltado en muchos de mis artículos y también en mis libros-, ha sido el punto más alto del boxeo de Puerto Rico en toda su historia.
Gómez, desde que tenía 14 años, enseñó eficiencia.
La ganancia de su corona mundial del peso supergallo (con 17 positivas defensas) lo catapultan como el más grande boricua de todos los tiempos.
Félix -Tito- Trinidad, Samuel Serrano, Wilfredo Benítez, Edwin -El Chapo-Rosario, Héctor -Macho- Camacho, Miguel Cotto, entre otros, deben ser considerados dentro de la singularidad boxística boricua.
En la actualidad Félix Verdejo, joven miembro de la división de los ligeros, recibe todos los elogios y seguro que cuando tenga la oportunidad, entregará a Puerto Rico otra faja mundial.
