Puerto Rico: entre la pared y el abismo frente a pasividad de Estados Unidos

San Juan, Puerto Rico.- Próximo a cumplirse 118 años de la invasión de Estados Unidos y 64 años del establecimiento del Estado Libre Asociado (ELA), ambos acontecimientos el 25 de julio, Puerto Rico se encuentra frente a la pared…

San Juan, Puerto Rico.- Próximo a cumplirse 118 años de la invasión de Estados Unidos y 64 años del establecimiento del Estado Libre Asociado (ELA), ambos acontecimientos el 25 de julio, Puerto Rico se encuentra frente a la pared y el abismo, con una deuda de 70 mil millones de dólares, y la pasividad de Washington que hasta ahora ha declinado ayudarlo a solventar la situación.

Los esfuerzos del gobernante Alejandro García Padilla, del Partido Popular Democrático (PPD), de encontrar apoyo del presidente Barack Obama o del Congreso federal, en lo que ha tenido el respaldo del delegado puertorriqueño Pedro Pierluisi, presidente del opositor Partido Nuevo Progresista (PNP), no han conseguido dar frutos a pesar de sus constantes viajes con sus principales asesores a la capital estadounidenses.

El gobernador García Padilla viajó esta semana nuevamente a Washington intentando, junto a sus asesores económicos, encontrar una salida, a la vez que el Congreso se apresta a dar pasos para el establecimiento de una denominada Junta de Control Fiscal que devolvería a Puerto Rico a principios del siglo pasado, en los primeros años de la dominación colonial de Estados Unidos.

El economista Gustavo Vélez expresó a la agencia Inter News Service (INS) que la junta que se propone establecer el gobierno estadounidense parece ser la única salida que le queda a Puerto Rico, porque no hay voluntad de los dirigentes políticos locales “para atender la crisis”, que requiere una serie de ajustes económicos que tienen un costo electoral.

“Llevamos una década sin alcanzar un consenso para rescatar la economía”, planteó Vélez, quien fuera asesor en asuntos económicos del gobernador Aníbal Acevedo Vilá (2005-2009).

El economista considera que hay una urgencia de reactivar la economía puertorriqueña para que “la gente que pueda avanzar”, además de reajustar la deuda pública mediante una negociación con los acreedores.
En su opinión, la junta fiscal federal, cuya característica y su alcance se desconoce en este momento, vendrá obligada a “tomar decisiones rápidas sin ninguna contemplación”.

“A corto plazo debe atender el componente presupuestario, fiscal y los gastos (gubernamentales) hasta que la clase política puertorriqueña madure”, apuntó Vélez, en conversación con la agencia INS.

Atribuyó la coincidencia entre el gobernador García Padilla y Pierluisi a que “el gobierno está insolvente y el comisionado residente (en Washington) cree que puede ganar las elecciones” del próximo 8 de noviembre, mas advirtió que no hay un acuerdo entre ambos partidos mayoritarios, el PPD y el PNP, para “ejecutar las decisiones difíciles” en pro del bienestar colectivo de Puerto Rico.

Vélez subrayó que en el actual año fiscal, 2015-2016, el déficit en caja del gobierno asciende a más de 600 millones de dólares, insolvencia que conducirá al país a incurrir en un impago en mayo y junio de 1.6 millones de dólares, puesto que ya no hay posibilidad de establecer mayores gravámenes, aparte de que “la gente de todas las edades se está yendo” de la isla.

En este sentido el economista destacó que “las cooperativas al borde del nocaut, los bancos paralizados, al igual que las aseguradoras, porque no se trata de un problema del gobierno, es un problema sistémico”, que tomará solucionar “seis u ocho años mínimo”.

Vélez es de opinión que “lo peor está por venir”, a menos que el gobierno de Estados Unidos “nos extienda alguna herramienta de allegar liquidez al sistema y se alcance un acuerdo con los acreedores, esto se va poner muy complicado”.
Recordó que el sistema va en caída pues “no hay consumo ni inversión, no hay productividad y en mayo se cumplen 10 años de una economía en contracción”.

Mientras, los esfuerzos del gobierno puertorriqueño para que Estados Unidos lo socorra han comenzado a ser apuntalados por figuras de origen puertorriqueño prominentes en la política o la vida cultural estadounidenses.

El más reciente ha sido el artista Lin-Manuel Miranda, autor de la exitosa obra de Broadway “Hamilton”, quien este miércoles compartió su experiencia de que “Puerto Rico está en estado crítico”.

“Esa experiencia está centrada en el Puerto Rico que me daba la bienvenida todos los veranos; el Puerto Rico que recuerdo giraba en torno a Vega Alta y los viajes que daba con mi abuelo Wisin y mi abuela Eva a visitar amigos y familia”, dijo al justificar su aceptación a una invitación que le hizo la senadora demócrata Kirsten Gillibrand para que se uniera a funcionarios electos y líderes comunales “que han dado la batalla para que el Congreso actúe con respecto a Puerto Rico”.

Aterrorizado por las estadísticas y los reclamos de los puertorriqueños que, como dice su abuela, “se estaban comiendo un cable”, Miranda pidió “a los republicanos y a los demócratas que pongan a un lado sus diferencias partidistas y negocien una pieza legislativa que de verdad ayude a los papás boricuas que quieren echar a sus muchachos pa’lante, como los míos hicieron con mi hermana y conmigo”.

El exitoso artista, de 36 años, consiguió llamar la atención en una nación donde ha alcanzado, desde abajo, una gran prominencia con sus éxitos en Broadway. Lin-Manuel aspira a que el Congreso federal vote una ley que “permita a la isla respirar de la montaña de deuda en la que está inmersa”.

“Una ley que restaure los programas de salud, los hospitales y centros que ahora sufren la falta de recursos. Una ley que les permita a los jóvenes y a los profesionales quedarse en la isla y conseguir empleos en su carrera”, resumió consciente de que “si el Congreso no actúa, nunca podrán sacar los pies del plato”.

El economista Vélez no ve posibilidad de que el Congreso, dominado por los republicanos, lance un rescate financiero a Puerto Rico. “No lo hizo con ninguna ciudad, con Detroit no hubo bailout, solo lo ha hecho con el sector automotriz, con los bancos, (porque se trata del) poder económico”.

El congresista demócrata neoyorquino José Serrano, de origen boricua, considera que el gobierno federal de Estados Unidos ha contribuido a la crisis fiscal y de deuda pública de Puerto Rico con una política carente de equidad que el Congreso debe reparar.

“Un elemento significativo a los problemas fiscales de la Isla es la inequidad que existe en numerosas provisiones de los programas de subsidio y el código contributivo federales”, afirmó Serrano en días recientes durante una audiencia del subcomité de Asignaciones de la Cámara de Representantes.

Su colega congresista demócrata Luis Gutiérrez, igualmente de origen puertorriqueño, coincide en que el gobierno de Estados Unidos ha contribuido a la crisis fiscal y de deuda pública de la isla caribeña de 3,5 millones de habitantes.

“Debemos concentrar la conversación sobre Puerto Rico en cómo crear puestos de trabajo. Liberen a Puerto Rico para que pueda construir una economía sostenible que permita a la gente quedarse en la isla”, dijo en días recientes Gutiérrez, quien al igual que Serrano condena la política de dominación colonial que ejerce Washington.

El fogoso congresista por Illinois acusó a Washington de presentar como solución a la crisis prevaleciente en Puerto Rico, quitarle la poca autonomía que tiene como Estado Libre Asociado, al proponerse asumir el control de su administración mediante la junta fiscal federal, a la vez que le niega la posibilidad de acogerse a la bancarrotas, la exclusión de la aplicación de las leyes de cabotaje que encarecen el transporte de productos desde Estados Unidos hacia la isla y la resistencia a limpiar los terrenos de Vieques y Culebra, que por décadas fueron escenarios de maniobras militares de la Armada norteamericana.

Esta reacción responde a que los intentos de García Padilla de establecer mecanismos propios para enfrentar la insostenible deuda pública han sido obstruidos por las autoridades federales, a la vez que se le ha negado la opción de la ley de quiebras de la que se excluyó al país en 1984.

A la vez, como gran ironía, a casi 64 años de establecerse el ELA, la administración de Obama ha planteado que, contrario a lo que Estados Unidos dijo desde entonces a las Naciones Unidas, Puerto Rico no goza de soberanía, sino que es un territorio no incorporado, es decir, una colonia de la potencia norteña.

Tal vez tenga razón el congresista Gutiérrez cuando asegura que el principal problema de Puerto Rico, en virtud de la política impositiva de Estados Unidos, es que su “economía produce bienes que las personas no consumen y la gente consume bienes que no producen”.

Mayor prioridad Cuba

Cuba se ha convertido en una mayor prioridad que Puerto Rico para la administración del presidente Barack Obama, en virtud de la política comercial que impulsa Washington, a juicio del economista puertorriqueño Gustavo Vélez. “Para Cuba hay una política pública federal, no así para Puerto Rico”, resumió.

La intervención de los congresistas estadounidenses de origen hispano en el tema económico puertorriqueño permite, según Vélez, mantener “vivo el asunto” en la esfera federal, pero no necesariamente hará que “el Congreso se mueva”. “La propia polarización política que está creando el precandidato presidencial republicano Donald Trump, crea problemas para Puerto Rico, una jurisdicción hispana con un gobernador demócrata”, apuntó Vélez.

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