De qué sirvió la transición

El nuevo gobierno instalado el pasado 16 de agosto parecería haber llegado a administrar un ente desconocido cuya  primera misión…

El nuevo gobierno instalado el pasado 16 de agosto parecería haber llegado a administrar un ente desconocido cuya  primera misión era precisamente evaluar lo recibido.

Lamentablemente en la política criolla los asuntos internos a veces son más complejos que los externos y aunque la transición se hizo dentro del mismo partido y que buena parte del gabinete actual es heredado de la administración anterior, el gobierno está luciendo  desinformado, como si la situación fuera peor de lo que ya se conocía. El problema  es entonces que no solo hay que hurgar profundamente para definir el déficit real sino que hay que  buscar los remedios adecuados para el mismo.

En la transición del gobierno del PRD al PLD en el año 2004  no solo se discutieron  todos los temas fundamentales sino que se avanzó  con los organismos internacionales buscando soluciones al  déficit  derivado de la crisis bancaria así como el eléctrico; lo que permitió que antes de finalizar septiembre todo estuviera negociado y una reforma aprobada  en el  Congreso.

Sabemos que la situación es distinta a la del 2004 pues se suponía que la sociedad había elegido a quienes venían a salvarla de la crisis económica lo que sin lugar a dudas facilitó mucho las cosas. Pero más importante aún el asunto es que como el problema era heredado de otro gobierno no había ningún rubor en exponerlo.  Por el contrario en la actual situación, después de cacarear tanto  el éxito económico de la pasada administración,  resulta difícil decirle a la población que el panorama no es tan bonito como se  había descrito y que tiene que cargar con culpas ajenas.

La nueva administración  tiene grandes dificultades para poder informar sobre lo recibido, ya que cualquier declaración puede ser interpretada como un ataque contra su predecesora y su inusitado gasto; el cual aunque  se pueda decir que se hizo para beneficio del nuevo gobernante,  se sabe que eso fue solo una parte del enorme déficit, pues otra bien grande fue generada por los megaproyectos,  como se comprueba al verificar  que el déficit siguió creciendo una vez pasadas las elecciones hasta el momento del cambio de gobierno.
El tiempo parece haberse detenido, mientras las nuevas autoridades  intentan desenmarañar la madeja.  El FMI  ha regresado un poco más cauto señalando que la situación no es fácil y no será hasta noviembre que se reunirá nuevamente con las autoridades. 

La delicada política interna del partido oficial no solo impidió los cambios de mando esperados, sino que coloca en una difícil situación a las  autoridades que tienen que buscar remedios y cumplir promesas,  a sabiendas de que la población exige que finalmente sea el sector público el que se apriete el cinturón.

Ojalá que los asuntos internos que ya anularon la transición no sigan siendo un escollo para que se atienda con la debida responsabilidad y celeridad la enfermedad que agobia nuestro Estado: un delirio de grandeza que nos  ha hecho gastar irresponsablemente como ricos a pesar de nuestra pobreza.

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