¿Quién es Roberta Jacobson?

La largamente esperada aprobación de los acuerdos de libre comercio con Colombia y Panamá debería abrir una nueva etapa en la relación Washington-América latina. ¿Pero será así?

La largamente esperada aprobación de los acuerdos de libre comercio con Colombia y Panamá debería abrir una nueva etapa en la relación Washington-América latina. ¿Pero será así? Durante los cinco años que los tratados estuvieron demorados en el Congreso, pareciera quela situación del mundo, y en particular de América Latina, y su relación conWashington han cambiado mucho. Geopolíticamente, el eje bolivariano mira hacia otro continente. Brasil se ha convertido en una potencia en sí misma, y comercialmente China e India son crecientemente socios estratégicos. Hoy la región exporta más de US$240 mil millones anualmente a Asia, y ha recibido más de$60  mil millones de inversión anual desde China, Rusia, y recientemente Irán, con las tensiones geopolíticas que el antiguo imperio Persa genera a cualquier lugar que va.

Sin embargo, con una estrategia de más bajo perfil, sin grandes anuncios o acuerdos, el Departamento de Estado ha reconducido y normalizado varios aspectos de las relaciones con los países de la región. Con Bolivia se ha firmado, recientemente, un “Acuerdo Marco de Relaciones Bilaterales”, que establece un mapa de ruta para restablecer los embajadores de ambos países, que fueron expulsados en el 2008, y a su vez apoyar acciones eficaces de cooperación contra la producción y el tráfico ilícito de estupefacientes. Con Ecuador, la venida de la Embajadora Nathalie Cely y la casi segura aprobación del embajador americano Adam Namm, abren un nuevo espacio de diálogo.

Además delos tratados con Panamá y Colombia, el Congreso aprobó los acuerdos de ATPDA, que benefician en reducir a cero las tarifas de productos exportados a EEUU desde los países andinos, excepto Venezuela y Bolivia, y GSP que hace lo mismopara 151 países, incluyendo Argentina, Brasil, Haití y Uruguay. Es decir, mucho ha mejorado en el aspecto formal, la relación de Washington en la región, aunque poco se haya publicitado.

Roberta Jacobson, la recientemente nominada sub secretaria de Estado para el Hemisferio Occidentalparecería confirmar esta tendencia de la política exterior de la Administración Obama, de mantener un bajo perfil, evitar asumir el liderazgo cuando fuera posible, y promover políticas sumando a otros países en coaliciones o siguiendo el liderazgo de otros.  Hillary Clinton ha cambiado un subsecretario político, de alto perfil y reconocimiento en la región, como era el caso de Arturo Valenzuela, por una profesional de 25 años de carrera diplomática que tiene particular expertise en coordinar las iniciativas de seguridad y decombate contra las drogas.

Tal vez otra señal de los tiempos que corren, donde las prioridades en el relacionamiento con la región tienen más que ver con los desafíos del tráfico de drogas y la criminalidad que eso genera, más que con el comercio y otrosproyectos regionales en común.

En su reciente testimonio frente al Senado, que votará por su aprobación en las próximas semanas, Jacobson enfatizó los esfuerzos regionales que estaban teniendo impacto de manera global, si bien ninguno era liderado por Estados Unidos; como el ejemplo de Brasil utilizando transferencias condicionales en los programas sociales, Uruguay como país con mayor contribución per cápita de fuerzas de paz a las Naciones Unidas, y el esfuerzo de la diplomacia mexicana en lograr un acuerdo en temas de cambio climático.

Para algunos estas son más bien señales del retiro de Estados Unidos en los asuntos hemisféricos, y su pérdida de influencia, para otros una estrategia más efectiva de encolumnarse tras iniciativas de otros países para promover una agenda común.

 Sin embargo, la futura subsecretaria, se diferenció de su antecesor, enfatizando “la condena a los gobiernos que limitan la libertad de expresión y debilitanlas instituciones de gobernabilidad democrática, centralizan el poder en el ejecutivo, y limitan los legítimos derechos de la oposición política”. Esto sería un bienvenido cambio.

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