El Glosario sobre Migración de la Organización Internacional para las Migraciones -OIM, responsable de la terminología sobre el tema, define admisión, obviamente la legal, como “Permiso para ingresar en un Estado.” Acota: un extranjero es “admitido” si atraviesa un puesto de control fronterizo (por aire, tierra o mar), con la autorización de las autoridades de frontera. Un extranjero que ha entrado clandestinamente no es considerado como una persona que ha sido “admitida”.
Solo unas pocas empresas privadas que requieren de tal tipo de labor han procurado reclutar y convertir en permanente su fuerza laboral importada, para que siguiendo las indicaciones de las leyes de inmigración y la de trabajo temporal, conseguir trabajadores fijos, candidatos a visa permanente o a ciudadanía.
Las demás nada hacen excepto aprovechar la ilegalidad y promoverla. Poco les ha importado, excepto ganar dinero, lo que ha implicado muchas acciones perversas y antinacionales, que normalmente justifican que se procure la expulsión de trabajadores que cumplieron sus deberes pero no recibieron sus emolumentos contratados.
De todas formas, es tradicional que el inmigrante tenga sobrantes y que contribuya al soporte de los familiares que quedan esperando como migrantes potenciales allá detrás, en el origen. Pero sin documentos ni cuentas bancarias ni mecanismos de transferencia legal, por favor, piense usted, sobre el costo de la preocupación familiar.
Volviendo a significados y definiciones, debo recalcar que aquí no hay haitiano que viva ilegalmente, ninguno sin posibilidad de conseguir el derecho de residencia o ciudadanía dominicana, porque no puede ignorarse que han sido los empleados y oficiales encargados de la recepción quienes, aunque haya sido con prevaricación, entregaron la facultad de cruzar la frontera a los trabajadores temporales provenientes de Haití.
Si las autoridades dominicanas se hubieran preocupado por cumplir con sus ganas de tener una sociedad de blancos, en vez de creer que los negros ni los mulatos tenemos alma ni cerebro ni valor ni contribuimos a nuestra nacionalidad ni al desarrollo nacional, ahí queda error garrafal.
En verdad sería para mi más honroso ser ciudadano haitiano que gringo. Es que, a pesar de nuestra historia común, de complementaridad económica, de que fuera Saint Domingue nuestro principal proveedor y cliente comercial, nos ayudó su economía a avanzar en nuestro desarrollo social.
Peor aun, se siguen presentando como crímenes contra la República Dominicana, las venganzas de Christophe y Dessalines, derrotados por Ferrand y la Armada francesa, contra las poblaciones dominicanas que no lo apoyaron, como si hubieren sido contra la población pacífica de una república inexistente sin incorporar a estudios escolares las verdaderas causas de la masacre.
