Ramón Oviedo

Después de una larga carrera productiva, de gran aporte a las artes, Ramón Oviedo nos deja. A lo largo de su vida, el maestro nunca separó el artista del ser humano. Su sensibilidad no podía ser ajena al entorno social en que vivió. Esa realidad&#823

Después de una larga carrera productiva, de gran aporte a las artes, Ramón Oviedo nos deja. A lo largo de su vida, el maestro nunca separó el artista del ser humano. Su sensibilidad no podía ser ajena al entorno social en que vivió. Esa realidad hizo que la misma se tornara imperecedera, la cual refleja el amor por las personas y la naturaleza.

Un hombre de esa calidad tenía necesariamente que cuestionar las diferencias sociales, lo que se refleja en sus lienzos, y especialmente cómo hizo que sus sentimientos por las mejores causas de la República fueran parte de su arsenal artístico.

Aunque su vida haya sido completa y extendida, su partida entristece. La muerte de esta figura ilustre del arte deja un vacío, en su familia, entre sus compañeros del arte y en toda la sociedad que lo despide como un “Maestro Ilustre de la Pintura Dominicana”, un merecido título que le concedió el Congreso Nacional.

Su universo artístico habla por sí solo de un hombre trascendental, dueño de una fina concepción del arte, ese arte que estampó con el mismo amor y el respeto que hoy le expresa la nación y la crítica extranjera.

Oviedo amó el arte como a su vida y a su familia, tanto así que afirmaba que si le tocaba elegir, otra vez elegiría ser artista, porque llegado el momento, los colores, los lienzos y los pinceles volverían a convertirse en los protagonistas de su propia historia.

Por eso nos queda ese aliento. Su obra que le valió innumerables premios y reconocimientos, como la Condecoración Chevalier de l’ordre des Arts et des Lettres que emite el Ministerio de Cultura y Comunicación del Gobierno francés y más recientemente el “Premio Nacional de Artes Plásticas 2013” del Ministerio de Cultura, lo hace inmortal.

Su legado seguirá vivo en valiosos murales y cuadros expuestos en diversos museos y foros internacionales, en colecciones públicas y privadas. Su gran obra vivirá por siempre en los y las dominicanas que valoran su ejemplo de ciudadano y trabajador incansable de la cultura.

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