Reciben en su casa a niña 7 mil millones

Rosalba Mota y su hija Charleny llegaron la tarde de ayer a su humilde hogar, donde fueron recibidas con afectos por parte de familiares y vecinos.

Rosalba Mota y su hija Charleny llegaron la tarde de ayer a su humilde hogar, donde fueron recibidas con afectos por parte de familiares y vecinos.Se trata de la niña que fue seleccionada el pasado lunes para simbolizar, en República Dominicana, el número que completó los 7 mil  millones de habitantes del planeta.

“Gracias a Dios estamos en mi casa”, expresó la madre adolescente de 16 años, quien dijo no saber qué hará en lo adelante, pues quiere dedicarse al cuidado de la pequeña, pero a la vez tiene que trabajar para alimentarla.

En la humilde vivienda había letreros colocados en las paredes. Uno de ellos decía “Bienbenida y felisidade (sic.)”,  y  otro advertía a los curiosos , “El que bino a fijarse, que se debuelba. okei (sic.)”.

Con evidente timidez, Rosalba explica que desde que dio a luz no ha logrado hablar ni ver al padre de su hija. “Él anda escondido y no quiere reconocerla”, afirmó, mientras observaba a la bebé que dormía en la cuna, dentro de una maltrecha habitación, donde el calor y la humedad forman parte del hábitat.

Dijo que representantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el país, la visitaron en la Maternidad de Los Mina, después que celebraron la llegada de Charleny, y le preguntaron qué le hacía falta en la casa.

Indicó que le pidieron sus contactos y dirección donde residía, pero todavía no le han llamado.  “Le dije que la casa de mi bisabuela, donde voy a vivir con la niña, se moja mucho cuando llueve, no hay ventanas ni piso, ni muebles para sentarse, porque ellos son muy pobres”, expresó la joven madre. 

Mientras, Ana Mota, madre de Rosalba, dice estar feliz con su nieta, pero necesita que las autoridades correspondientes ayuden a localizar al padre de la niña, que según ella no conoce, para que se haga cargo de su manutención, además de que la reconozca, porque su hija es menor de edad y no tiene cédula para declarar a la criatura ante el Registro Civil.

“Queremos que él dé la cara, porque sabe lo que hizo. Mi hija es menor y  él tiene más de 25 años,  según me han contado”,  explicó Mota, quien todavía no sale del asombro que le produce que a su humilde casa sigan llegando periodistas  interesados en darle seguimiento a su nieta.

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