Es posible que muchos lectores no estén de acuerdo con mi opinión sobre la actitud, bien intencionada, del presidente Danilo Medina, de echar para atrás determinadas decisiones, especialmente económicas, cuando se producen reacciones adversas de parte de la población.
Lo que pasa es que cuando el mandatario decide dejar sin efecto medidas como el cobro de 1% del valor del vehículo al impuesto de derecho de circulación, y ahora, el aumento de 2.2% a la tarifa eléctrica residencial, evita momentáneamente las quejas de los ciudadanos, pero a la vez desautoriza a funcionarios que están haciendo un trabajo técnico con base en estudios y en ocasiones deja de aplicar mandatos legales. Todo ello es aplaudido por la mayoría de la sociedad que no quiere más cargas económicas, pero a la vez puede afectar la institucionalidad y deja ver en la sociedad la poco deseada imagen de que la figura del “Presidente” lo puede o lo resuelve todo.
El Gobierno necesita reducir las pérdidas en el sector eléctrico, las cuales aumentan en la medida en que sube el petróleo y la energía se torna más costosa, por lo que el fondo para evitar que la tarifa sea aumentada acumula pérdidas que ya andan sobre los RD$17 mil millones en lo que va de este año.
En forma adicional, por no aplicar la ley sobre el 1% al valor del vehículo por la placa, el Gobierno sacrificará este año RD$1,800 millones. No son muchos, pero entre una cosa y otra, se dejan de recibir fondos que pueden invertirse en áreas de desarrollo social.
Pero todo ello se pudo evitar si se hubieran aplicado todas las medidas económicas odiosas de un solo golpe, cuando el gobierno de Medina recién iniciaba y se aprobó la reforma fiscal. Es el caso del ITBIS a productos exentos, que en lugar de cargarlos de una vez con 16%, se les puso sólo 8% con la intención de aumentarlo de forma escalonada cada año. Otro error, pues en enero, cuando se disponga el aumento de 8% a 10%, las quejas de la sociedad obligarán al presidente Medina también a dejarlo sin efecto, lo que nos conviene a todos ahora, pero no hacia el futuro. Es lo que opino, humildemente.
