El Poder Ejecutivo ha puesto en manos de los legisladores su proyecto de reforma fiscal, la cual sustenta no sólo como una necesidad para la viabilidad del Estado, sino como un imperativo de la Estrategia Nacional de Desarrollo, que prevé un pacto fiscal para la sostenibilidad de las políticas públicas.
Los dominicanos están conscientes de que como dice el presidente de la República en el mensaje que acompaña el proyecto de reforma, se trata de una cuestión “ineludible”, un trago amargo que no podemos evitar.
El ministro de Economía, al entregar el documento al presidente del Senado, dijo que se hicieron varias modificaciones y se aceptaron las sugerencias de las empresas fabricantes de bebidas gaseosas, cigarrillos, cerveza y ron. Otras acciones fueron adoptadas para disminuir la presión tributaria de 2.2% del PIB como se había planeado, para reducirla a sólo 1.9%, que equivale a una reducción de cerca de RD$7 mil millones, de las previsiones recaudatorias por RD$53 mil millones.
Comoquiera, se trata de medidas que aumentarán los gravámenes que pagan los dominicanos. A nadie resulta grato, pero la nueva administración tiene que gobernar con los recursos mínimos para sus políticas públicas. En las motivaciones al Congreso, el presidente Danilo Medina reitera su compromiso de garantizar calidad, eficiencia y transparencia en el gasto. “Nuestro compromiso es que cada centavo que se recaude se transforme íntegramente en bienestar para el pueblo”. Y además enfatiza su compromiso de afectar lo menos posible a los más débiles; trabajar por disminuir la evasión y el contrabando; apoyar la formalización del pequeño empresario y cumplir con las metas del desarrollo nacional.
Podría decirse que se trata como siempre de palabras muy bonitas, pero Medina recién se ha instalado en el poder. Tiene la misión de gobernar. Las reticencias a ese tipo de medidas son comprensibles, pero los retos que encara conllevan sacrificios. Los congresistas, que tienen sus responsabilidades y sus diferencias, deben actuar con mesura, sin apasionamiento y hacer lo que más convenga a la Nación.
