Reforma del sistema de partidos (1)

Los partidos políticos se constituyen en el ente fundamental de una democracia. Si bien es cierto que tienen como principal finalidad la competencia…

Los partidos políticos se constituyen en el ente fundamental de una democracia. Si bien es cierto que tienen como principal finalidad la competencia por el poder político, asumen la importante función de representación de los diversos intereses que se expresan en la sociedad, así como la intermediación entre el Estado y los individuos.

En su trabajo sobre la democratización de los partidos políticos, el politólogo Álvaro Artiga, plantea que las principales funciones de estas organizaciones se desarrollan en tres frentes distintos. El primero se define por su condición de instituciones que tienen la misión de reclutar nuevos líderes, formar a sus miembros y articular las demandas de la sociedad. El segundo tiene que ver con su función electoral, desde la cual informan y educan a los votantes, motivan la participación política y realizan proselitismo. El último se refiere a la gestión del Estado, a partir del cual los partidos organizan el gobierno, implementan políticas públicas y aseguran la estabilidad.

En la reforma del 2010 de la Constitución dominicana, se incorporó por primera vez un capítulo referido a los partidos políticos. Sin embargo, esta disposición Constitucional, no necesariamente ha impactado en la vida de las organizaciones partidarias, las cuales continúan con sus viajes prácticas de exclusión y de limitado ejercicio democrático.

Los partidos políticos dominicanos han tenido serios problemas para desempeñar las funciones que hemos estado definiendo. Su preocupación fundamental ha sido la de la competencia electoral, sin que asuman otro rol en la democracia. En períodos no electorales, las estructuras partidarias prácticamente se paralizan, sin que ninguno de sus órganos funcionen.

Las organizaciones partidarias, convocan cada vez menos en función de sus propuestas ideológicas y se concentran en ganar lealtades gracias a sus ofertas asistencialistas y clientelares. A lo anterior se suma su incapacidad para, una vez en el poder, responder de manera satisfactoria a las demandas de la ciudadanía. Esto ha provocado una profunda crisis de representatividad de los partidos.

En tal sentido, el principal reto es el de cómo lograr que estas organizaciones se fortalezcan, desempeñando el papel que tienen que jugar en la sociedad dominicana. Para ello es necesario que el liderazgo partidario asuma su compromiso con las reformas urgentes que tienen que llevarse a cabo para transformar a los partidos. Se requiere establecer normas claras que garanticen el buen desarrollo y desempeño de estas instituciones.

Por esta razón, no se entiende porqué se sigue aplazando la discusión y definitiva aprobación de una ley de partidos políticos.

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