Habrá quien pueda interpretar como un llover sobre mojado la entrega al poderoso Comité Político del PLD del documento que firma la mayoría de los senadores en respaldo a la continuidad de Reinaldo Pared Pérez en la presidencia de la Cámara Alta, y por vía de derecho y hecho, de la Asamblea Nacional. Pero resulta que no es tan así. Los senadores, firmantes y no firmantes del documento, saben muy bien que el artículo 20 de los estatutos del partido morado, en su acápite g) consigna, dentro de las atribuciones del CP, “dirigir la política congresual y municipal del Partido”, derecho que el poderoso organismo partidario nunca ha delegado, lo que –a simple vista- haría innecesario el aparataje de redactar el documento de apoyo, recoger las firmas de adhesión y gestionar que el CP recibiera el comunicado, aún fuera por vía de comisionados, de manos de una delegación senatorial. El movimiento y la acción revelan que algo estaba oliendo mal en Dinamarca pero los estrategas del reinaldismo fueron más hábiles. Ese carro-bomba ha sido desactivado, denlo por seguro, y más que explosión podría hacer implosión. Anótenlo.
En la mira
Los organismos de seguridad del Estado tienen los ojos puestos a ciertos ¿sindicalistas? de quienes hay informes de inteligencia que dan cuenta de un activismo intenso orientado a la promoción de perturbaciones en el orden y transporte públicos. Analistas de varias instancias del área están sobre los pasos de estos personajes, que parece que quieren rodar una película de violencia sobre la que ya tendrían preparado el guión, actores entrenados, locaciones seleccionadas, y efectos especiales que no necesitarían postproducción, además del financiamiento asegurado “para que no falte nada ni se escape ningún detalle” aún cuando los productores reportan que han preparado toda la logística en base a la teoría marxista de “apoyarse en su propio esfuerzo para el éxito de la revolución”. ¡Ji, ji, ji…!
