Reiterativo

Son dignas de aplauso todas las nuevas medidas y programas que se están iniciando con la finalidad de combatir una serie de males que arropan la sociedad dominicana. Todo esto está enfocado a cambiar y frenar de manera especial actos delictivos…

Son dignas de aplauso todas las nuevas medidas y programas que se están iniciando con la finalidad de combatir una serie de males que arropan la sociedad dominicana. Todo esto está enfocado a cambiar y frenar de manera especial actos delictivos callejeros, crimen organizado, la problemática del tránsito vehicular. A todos ellos les hemos dedicado muchos espacios a través de este medio, emitiendo conceptos correctivos y preventivos. Ahora bien, la motivación por la cual decidí, con el apoyo de este medio, traer cada semana una entrega o aporte, ha sido entender el cuidado que necesita el grupo social más pequeño y base de toda sociedad, que es la familia. El nombre de esta columna, “Por tu familia”, declara en tres palabras nuestra necesidad de llegar a cada uno de los hogares, convirtiéndonos en colaboradores de los mismos. La respuesta conductual de un individuo va a estar determinada por todo lo que en el inicio de su vida recibió en el entorno familiar, tanto así que será el reflejo, donde quiera que se encuentre, del tipo de la misma. Nadie puede acatar disciplina, orden y respeto si no se le enseñaron límites y fronteras, es decir lo que se debe o no se debe hacer, usar o no usar, creándole de manera implícita o explícita los mismos; por ejemplo: el respeto a los hermanos, padres, cuándo y dónde salir. De esta forma se dejan establecidas las reglas y normas dentro del hogar, lo que permitirá, fuera de este entorno, facilitar un manejo adecuado de comportamiento de las personas.

Hace muchos años, en sesión con una madre, manifestó: “Creo que estoy perdiendo mi familia, ya que he dedicado durante los últimos 20 años la mayor parte de mi tiempo a mi trabajo. Tanto así, que descubro que no conozco a mis hijos. A ellos los he descuidado en todo lo concerniente a disciplina, amor y orientación. Espero no sea tarde, porque ya están en la universidad y no los puedo frenar”. Pasados apenas dos años, uno de ellos fue cómplice en el asesinato de otro joven de su mismo entorno social, y uno de los más conmovedores de ese tiempo, destruyéndose con llevando una pena de 20 y 30 año, los cuales todavía no se han cumplido. Aunque esto parece tétrico, fue una gran realidad. Cuidemos lo más importante que tenemos, nuestras familias.

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