La respuesta debe ser precisa, pero en el orden diplomático

Fuera de todo canon diplomático y sin la más mínima intención de guardar las apariencias, exponiendo de frente a los integrantes e invitados de la Cámara Americana de Comercio, el embajador James Brewster, amenazó y solicitó a todo aquél que&#8230

Fuera de todo canon diplomático y sin la más mínima intención de guardar las apariencias, exponiendo de frente a los integrantes e invitados de la Cámara Americana de Comercio, el embajador James Brewster, amenazó y solicitó a todo aquél que ignore su mandato, a devolver la visa de los Estados Unidos de América. Al momento de tal advertencia primaba sobre la coyuntura política del país el papel de la Junta Central Electoral frente a la naturalización de inmigrantes.

De manera tal, que la advertencia del señor Brewster se cumplió tal como lo anunció en la Cámara Americana, al presentarse una comisión de dicha embajada ante el despacho del honorable presidente de la Junta Central Electoral, Dr. Roberto Rosario, y despojarle de las visas, la oficial y la personal, sin dar la más mínima explicación al país. Es decir, la distancia en el tiempo de lo que se dijo en la Cámara Americana y la acción que afecta a una institución publica de República Dominicana, es como el “preludio de una muerte anunciada”.

Con la llegada del señor James Brewster a la República Dominicana, la forma y característica en que se fundamenta el carácter diplomático se ha perdido, o mejor dicho, se ha denigrado a su máxima expresión, según habla el señor, tal si manejara una finca privada o, peor aún, su corportamiento es la prolongación en el tiempo de la misma actitud arrogante y atropellante que emplearon en los siglos XVII y XVIII aquellos gobernadores que enviaron a la colonia desde las grandes potencias monopólicas de la época; llegaron con el garrote en las manos a doblegar a los nativos, Roberto Rosario no se dejó doblegar y le aplicaron el garrote imperialista.

Estamos frente a una decisión bochornosa y violatoria al derecho soberano de las naciones del mundo, no es la simple acción de un fantoche embajador desconocedor de las reglas que rigen la diplomacia universal, es mucho peor que eso, el camino asumido por el señor Brewster es el más corto para romper las relaciones armoniosas que deben existir entre las dos naciones, los Estados Unidos y República Dominicana, ese camino, por demás provocador e infantil, debe ser desechado.

Me luce que toca al Gobierno dar la respuesta contundente y adecuada, respuesta que debe ser diplomática y no política; es decir, la respuesta no debe ser la de ratificar los mismos jueces en la Junta Central Electoral, porque ello es abrir una etapa de inestabilidad y confrontaciones que el mismo Departamento de Estado financiará y que nos colocará a la puerta de una etapa de violencia sobre toda la nación.

La Junta Central, la escogencia de sus titulares compete al Senado de la República y, solo sugiero que la decisión se revista del consenso y la prudencia.
La respuesta al Embajador debe ser diplomática, ejemplar y honorable, esperamos que se exija una excusa formal al Departamento de Estado y, si esto no prospera, que al señor James Brewster se le dé un plazo de 72 horas para que abandone de una vez el suelo de esta patria digna, fundada por Juan Pablo Duarte y defendida por Gregario Luperón y Francisco Alberto Caamaño.

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