Resultados electorales cerrados

Los datos proporcionados por diversas encuestas nos indican la probabilidad de que en el país, las elecciones concluyan con resultados muy estrechos…

Los datos proporcionados por diversas encuestas nos indican la probabilidad de que en el país, las elecciones concluyan con resultados muy estrechos entre las dos principales fuerzas políticas. Este sería un fenómeno que no se ha dado durante la última década, pues desde el 2000, la diferencia entre el  candidato ganador y el perdedor ha sido de más de 10 puntos porcentuales.

Como se ha podido comprobar en experiencias electorales de América Latina, elecciones cuyos resultados han sido cerrados, se constituyen en motivo de fuertes tensiones y de conflictividad electoral. Por lo tanto, unas elecciones definidas de esta manera, podrían poner a prueba los avances que hemos tenido en materia de administración de las elecciones desde 1996. Es necesario pues, aprender de la experiencia regional y crear las condiciones para que en la República Dominicana, los organismos electorales y los actores políticos y sociales sean capaces de lidiar con éxito ante un panorama de elecciones con estrecho margen de diferencia entre los partidos en competencia.  En el 2006, las elecciones presidenciales tanto de Costa Rica como de México, concluyeron con resultados ajustados que significaron un importante desafío para los sistemas electorales de estos países.

En Costa Rica, la diferencia entre el Partido Liberación Nacional (PLN) y el Partido Acción Ciudadana (PAC), en las elecciones de febrero del 2006, fue apenas de 1.2% a favor del primero. Estos resultados generaron serios cuestionamientos al proceso y una gran incertidumbre. Sin embargo, como señala Bou (2008), al final el Tribunal Superior Electoral (TSE) salió fortalecido y el resultado fue respetado, manteniéndose la paz social.

En México la situación fue distinta. En julio del 2006 se realizaron unas elecciones cuyos resultados fueron de apenas 0.58% de diferencia entre el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), lo que generó una profunda crisis política que duró meses en solucionarse. La diferencia más importante entre estas dos realidades, es que en el caso de Costa Rica, distinto a mexicano, el TSE contó con la absoluta confianza de los distintos actores, gracias a la elección, no partidaria de sus miembros y al profesionalismo y cautela en su actuación.

Las principal lección aprendida de estas experiencias, es que los órganos electorales deben actuar con prontitud y transparencia, apegados siempre a las Constitución y las leyes y con absoluta imparcialidad en sus decisiones. Esta es la única manera de ganar legitimidad y de tener la suficiente autoridad para administrar unas elecciones con resultados cerrados sin que se generen cuestionamientos que puedan derivar en una crisis política.

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