Hoy es lunes de reinicio de actividades después del asueto más largo del año, con motivo de la Semana Santa. Semana mayor, Domingo de Ramos marca para algunos el primer día de la Semana Santa, que corresponde al domingo anterior a la primera luna llena después del equinoccio de primavera del hemisferio norte. Es el momento culminante del cristianismo cuando luego de los espacios repetidos por la tradición, se recrean los últimos días de la vida terrena del Hijo hecho hombre, su espantosa muerte y terrible suplicio en la simbólica cruz.
Unos definen el inicio de la celebración de la llamada Semana Mayor el viernes de dolores; otros lo sitúan en su entrada a Jerusalén, montado en un burrito, expresando humildad y sentido a su reino que no es “de este mundo” y acompañado de una multitud guiada por la esperanza de redención terrena batiendo palmas, al canto de Hosanna, Hosanna!!! (Viva, viva).
Los dominicanos, en los últimos años, hemos dado un carácter festivo en contraposición al tiempo de silencio, de inactividad, de procesiones, de música sacra y de emisoras de radio en silencio y de películas religiosas en la TV, del Viernes Santo, único día del año sin oficiar misa, de la “visita de los monumentos”, de la quema del Judas el Sábado de Gloria.
Ahora es espacio de descanso para unos y de extrema actividad para los que cuidan de la seguridad de estos; de moderación, recogimiento y meditación para los que celebran de corazón la pasión y muerte de Jesús de Nazareth, con su carga simbólica y representativa, de su sacrificio por la humanidad. Para otros, es espacio de excesos, de hiper actividad “gozadera” en balnearios de río o de mar, de montaña, de regreso al pueblo nativo, de reencuentros con ancestros, hijos, familiares y amigos cercanos. Es tiempo de “conciertos” de estridencias modernas con música de los tiempos actuales y su contenido sin contenido, es el tiempo de las habichuelas con dulce, de maíz con dulce, de “chacá”, de la extraviada “mala rabia” y de todo el repertorio gastronómico criollo. Es también tiempo de la alegría del cristiano sincero que toma la Semana Santa como punto de revisión y de renacimiento de sus propias acciones de vida.
El Sábado Santo en la línea del sur dominicano, desde San Juan de la Maguana, pasando por Las Matas y hasta Elías Piña, se celebra el Carnaval Rural Cimarrón, con máscaras que cobran vida creando seres suprareales recreando la dura expresión del esclavo alzado, el cimarrón.
En el este, los Ga-gas y Guloyas peregrinan con frenéticos bailes entre bateyes, al ritmo de tambores, colorido y ron.
Fin de la Cuaresma y reinicio de las actividades comunes de la vida en retorno pleno a la vulgar realidad diaria.