El 10 de febrero de 2003, Rafael Núñez, asistente de prensa del entonces aspirante a la Presidencia Leonel Fernández, informó que la noche anterior el político se había casado en una ceremonia discreta, “con la asistencia de los familiares más cercanos y un reducido círculo de amigos”. Quien dio el “sí” fue Margarita Cedeño, ex subconsultora jurídica del Poder Ejecutivo durante el período leonelista 1996-2000.Cedeño, con ascendencia seibana aunque nacida en Santo Domingo, según su biografía oficial, también compartía oficina jurídica con Fernández.
Margarita se había graduado en Derecho en la universidad estatal en 1987 y de la Maestría en Legislación Empresarial y Económica en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, en 1995. No gozaba de reconocimiento político.
Ascenso al poder
Un año y medio después de la boda, el 16 de agosto de 2004, Margarita Cedeño de Fernández desfilaba por el malecón de Santo Domingo en un automóvil descapotable, diciendo adiós a miles de personas que la veían pasar al lado del nuevo Presidente. Más que Margarita, era ya la primera dama, vocativo que tomó mayor fuerza en la medida en que se incrementaba el poder de su oficina.
El Despacho de la Primera Dama se erigió en una institución tan fuerte que ha desarrollado iniciativas en áreas que corresponden a varios ministerios de Estado, como el de Educación, el de Salud y el de la Mujer.
Se inscribe entre quienes responden a pocas preguntas de la prensa. En relación a los fondos que maneja, el Despacho, en su portal web, publica que en 2011 se le aprobó un presupuesto de 660 millones de pesos. Su oficina también asume protagonismo cuando son otras instituciones las que ponen los fondos, como en el caso del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel) con la instalación de centros tecnológicos rurales.
Para los comicios congresuales de 2006, varios comités intermedios del Partido de la Liberación Dominicana la propusieron como precandidata a síndica del Distrito Nacional. Ella no le hizo eco a la propuesta pero ya la chispa política picaba la piel de esta mujer de amplia sonrisa y aficionada a los sombreros.
Ella no aspiraba a la Presidencia, pero “cualquier cosa podría pasar”, dijo en una entrevista a la periodista Ana Mitila Lora, del desaparecido semanario Clave, en octubre de ese año. También habló del rol de esposa. Ante la pregunta de si ella y Fernández llevaban vidas separadas, respondió que él no se apartaría de esa “mulata de infarto”, en referencia a ella misma.
Cuando se abran las urnas en mayo del año próximo y ella trate de seguir los pasos que ya recorrió la ex vicepresidenta Milagros Ortiz Bosch (del PRD), Cedeño contará con 47 años.
Su perfil político partidista tomó mayor definición tras los comicios legislativos de 2010, cuando empezaron a aparecer vallas que la promovían como presidenciable. Precisamente ese año terminó el master en Ciencia Política para el Desarrollo, en la Universidad de Salamanca. En ese contexto, la Primera Dama pasó a llamarse “Mamá”, mote que asumió con mucho entusiasmo. “Con Danilo y con Mamá (…) esa pela va”, proclamó en agosto, cuando su nominación a la Vicepresidencia no pasaba de un mero rumor.
El pasado 25 de abril anunció que declinaba la precandidatura presidencial del PLD, y defendió su espacio y sus méritos políticos que, entiende, van más allá de ser la esposa del Presidente. “Tuve que vencer el gran reto de no lucir a su lado como una carroza o como un elegante adorno”, dijo en una alocución transmitida en vivo por radio y televisión.
Quince días antes, había sido aprobada por el Comité Central del PLD como precandidata presidencial. No pudo ser. Ya muchos analizaban si una derrota o victoria suya frente a Danilo Medina se podría endosar al récord político del presidente Fernández.
El próximo año termina el mandato de Fernández. Su esposa tendrá que abandonar el Despacho de la Primera Dama, pero ella asume desde ya un nuevo rol político, con su primera prueba de fuego fijada para el 20 de mayo.
