La revolución latinoamericana

Muchos podrían pensar que me refiero a la cubana. Pero una revolución que ha logrado reducir el PIB por habitante de US$3,170 en 1958 a US$1,031 en el 2012, en dólares constantes de 1958, no puede recibir ese calificativo. 

Muchos podrían pensar que me refiero a la cubana. Pero una revolución que ha logrado reducir el PIB por habitante de US$3,170 en 1958 a US$1,031 en el 2012, en dólares constantes de 1958, no puede recibir ese calificativo.  La revolución latinoamericana a la que me refiero es la reforma del sistema de pensiones iniciada en Chile en 1981, basada en el sistema de capitalización individual.  El sistema predominante en el mundo era el de reparto: la pensión que hoy reciben los pensionados, la pagan los que hoy trabajan, con la esperanza de que alguien en el futuro trabaje y pague las de ellos cuando se retiren.  Ese sistema funcionaría bien mientras la tasa de fertilidad fuese alta y la esperanza de vida  baja. A medida que la población  crece a menor ritmo y el progreso eleva la esperanza de vida, el sistema de reparto termina colapsando.  En 1950,  por cada pensionado había 8 personas trabajando y cotizando al sistema de reparto.  En el 2050, se proyecta que habrán 2 trabajando por cada pensionado.

En 1981, en Chile, el entonces Ministro de Trabajo y Previsión Social, José Piñera, un economista graduado de la Universidad de Harvard, encabezó la reforma del sistema de pensiones basada en el principio de la capitalización individual: la pensión del que se retira depende de su aporte mensual a su cuenta personal, de la cantidad de aportes, de la rentabilidad que obtenga el fondo de pensiones, de su expectativa de vida luego de la edad de retiro y de la tasa de interés durante los años de retiro. Su pensión, por tanto, ya no dependerá de cuántas personas estén en ese momento trabajando y aportando para pagar su pensión, sino del esfuerzo que usted hizo cuando trabajó, aportando a su cuenta de ahorro para el retiro.

¿El resultado? Más de 9 millones de chilenos están afiliados al nuevo sistema de pensiones.  Los trabajadores chilenos han acumulado en sus cuentas de capitalización individual,  casi 170 mil millones de dólares (60% del PIB), de los cuales 46 mil millones fueron aportados por los trabajadores y 124 mil millones por la rentabilidad obtenida. Los ahorros de 9 millones de chilenos están invertidos en acciones de más de 14,000 empresas nacionales y extranjeras, en bonos corporativos, títulos de deuda de gobiernos e instrumentos financieros privados.  Nueve millones de “proletarios” se han transformado en “propietarios”, dando paso al sistema de capitalismo popular de mayor arraigo en la región.  Con esos ahorros, se ha financiado la construcción de carreteras y líneas de metro, invertido en empresas de electricidad y telecomunicaciones, entre otras inversiones dinamizadoras del crecimiento económico. La reforma de pensiones, junto a otras reformas de mercado implementadas, explican el porqué Chile está a punto de convertirse en el primer país desarrollado de América Latina, con un PIB por habitante que superará los US$20,000 en PPP en el 2013.

Tan importante como el impacto macroeconómico de la reforma es el resultado de la misma en término de las pensiones que está generando el nuevo sistema. Un estudio de Ricardo Paredes (2013) de la Pontificia Universidad Católica de Chile realizado con data correspondiente a 25,992 casos de pensionados durante el primer trimestre del 2012, encontró que el promedio de los hombres se retiró a los 65.1 años, obteniendo una tasa de reemplazo (% del último salario) promedio de 87% , mientras las mujeres, que se retiraron a una edad promedio de 61.4 años, alcanzaron una tasa de reemplazo promedio de 58%.  Estos niveles comparan muy favorablemente con la tasa agregada de reemplazo promedio de 48% que generan actualmente en los sistemas de pensiones de Europa.

La revolución de las pensiones que se inició en Chile en 1981, se ha propagado por el mundo.  A mediados de este año, 30 países ya habían introducido reformas a sus sistemas de pensiones basadas en el principio de capitalización individual. Otros 18 países actualmente están debatiendo el modelo chileno. En América Latina, Perú fue el primero en acoger el sistema creado por José Piñera.  Colombia, Uruguay, México, Bolivia, El Salvador, Costa Rica y República Dominicana le siguieron.  Es por eso que para muchos la reforma de pensiones es el principal producto de exportación de Chile.

Sebastián Piñera, hermano de José, logró en el 2010 la Presidencia de Chile que José, corriendo como independiente, no pudo alcanzar en las elecciones de 1993. Su sistema de pensiones, sin embargo, ganó en Chile y terminará imponiéndose en la mayoría de los países del mundo.  Es por eso que  Richard Rahn, Chairman del Institute for Global Economic Growth, escribió en mayo del 2008 en The Washington Times: “Si usted me preguntase el nombre de la persona en todo el mundo que más ha contribuido a que más personas adquieran riqueza y seguridad, a quién nombraría? En 1881, aquí en Berlín, Otto von Bismarck comenzó el primer sistema moderno de reparto en el mundo, que sirvió como modelo para el Social Security de EUA y el de muchos otros países. No, Bismarck no es la respuesta a la pregunta. La respuesta es José Piñera.”

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