Frente a los ataques de la delincuencia organizada en la República Dominicana ni una estructura de acero como la del puente Duarte es lo suficientemente resistente. Obras Públicas ha puesto manos a la obra para que la antropofagia de los zombis urbanos que mordieron los cables del Duarte no deviniera tragedia humana.
Pero la amenaza de más embates seguirá pendiendo de esa clásica estructura y todas las demás. Los roba cables, cual “hombres de acero”, mayormente se han desenvuelto con todo el poder, sin que nadie pueda explicarse cómo es que hasta ahora las autoridades no han aplicado un plan firme de vigilancia y persecución para detenerlos. “Normalidad” de un país de destino gris como el acero del puente. l
