Me quito el sombrero ante ese león afeitado que responde al nombre de Roger Clemens. Es todo un genio, aunque no sé si del mal, pero mente brillante al fin. Si la idea no es de su autoría, entonces dejarse asesorar es también parte del éxito.
El cincuentón de Clemens firmó ayer con un equipo de la liga independiente y fue observado por personal de los Astros de Houston. El hecho no es que quiera divertirse porque no aguanta estar fuera de un terreno ni nada parecido.
Su interés no es más que regresar a las Mayores para así postergar por cinco años más su elegibilidad para el Salón de la Fama de Cooperstown. Hasta el momento, debe aparecer en la boleta a finales de este año junto a Barry Bonds y Sammy Sosa y el resto de los que caminan con la sospecha de haber consumido esteroides.
Houston está eliminado desde los campos de entrenamiento y puede darse el lujo de tener a cualquiera en su nómina de septiembre, cuando se expanden los rosters.
Si se le da su plan, que no tengo dudas de que desea regresar a las Grandes Ligas, gana tiempo para continuar demostrando que no utilizó sustancias prohibidas. El solo hecho de sacarle el cuerpo a Bonds, Sosa, McGwire y Palmeiro por un lustro, es un punto a su favor.
Si el Cohete, como se le conoce, regresa en 2012, no será hasta finales de 2017 cuando aparezca en la boleta. Habrá llovido mucho para enfriar el tema. ¡Ay ñeñe!
