Los estrategas de las guerras tienen bastante claro que les beneficia todo cuanto perjudica al enemigo. Probablemente por eso, la gente del presidente Hipólito Mejía está feliz, frotándose las manos, con la difusión de lo dicho por Sobeida Félix Morel sobre los presuntos aportes en US$ del capo José Figueroa Agosto a Miguel Vargas Maldonado, cuando éste último fue candidato presidencial del PRD, cosa que el presidente del partido blanco ha negado. Hasta el propio Hipólito se fue lejos ayer al manifestar que Vargas Maldonado no solo debe decir que no tuvo tratos o vínculos con Figueroa Agosto, sino que debe demostrarlo. Es lo que se llama, en buen dominicano, tratar de sacarle punta a la situación. Ahora bien, el presidente Mejía y los suyos deben también tomar en cuenta que “quien tiene techo de cristal no debe tirar piedras a la casa del vecino”, porque aún está fresquecito el caso del capitán Quirino Ernesto Paulino Castillo y compartes, cuya onda expansiva todavía se siente casi entre los pies de los que ostentaron el poder en el período 2000-2004, precisamente encabezado por Mejía. Todo esto quiere decir, para estar claros, que aquí podría ser que ha de aplicarse la expresión aquella del presidente Joaquín Balaguer: “Que no toque esa tecla, porque ¡se hunde!, ¡seee huuunde!”. ¡Aaay maaamá…!
Se van también
La situación interna del PRD está tomando un giro tal, que lo bueno de eso es lo malo que se está poniendo, como diría un memo cualquiera de los que presumen de analista político. Ayer, el fiscal nacional del partido blanco fue entrevistado en uno de los programas de la televisión matutina y cuando uno de los entrevistadores le advirtió que hay 14 diputados del PRD que rechazan el juicio disciplinario contra Hipólito y los suyos, sin empacho alguno tiró que “puée se van también”. ¡Huuummm…!
Mortificados
Aquí hay mucha gente que no le hace un bien a nadie, pero “se pela” por conspirar e intrigar para hacer daño. A esos, les mortifica que Johnny Jones arrancó el año con un operativo de siembra de árboles por el Cibao Central, mientras ellos serruchan. ¡Je, je, je..!
