Saludos a la reforma de salud

Evitables muertes y graves secuelas en la integridad física y mental de ciudadanas y ciudadanos han llegado a ser frecuentes en los servicios de salud de la República Dominicana.

Evitables muertes y graves secuelas en la integridad física y mental de ciudadanas y ciudadanos han llegado a ser frecuentes en los servicios de salud de la República Dominicana.Si bien lo más visible y extremo es lo que ocurre en los hospitales, la situación no es del todo ajena a las clínicas del país y son muchas las experiencias que así lo confirman. A pesar de ello, sea por las sutilezas, hermetismo o discrecionalidad con las que se tratan las y  los pacientes, por un extraño grado de inconciencia o insensibilidad pública, no se percibe aun como una emergencia nacional.

Muy serios reportajes periodísticos y hasta el propio Presidente de la República en varias visitas confirman los casos  más extremos.

La situación de los servicios de salud que se describe trasciende respuestas rutinarias o coyunturales tales como acondicionamiento y equipamiento de centros de salud, campañas de vacunación o estudios sobre mortalidad infantil y materna, lo cual debe continuar; pero hay que decir que la verdadera solución tiene un carácter estructural, un giro de grandes alcances.

De ahí los saludos a la iniciativa del Poder Ejecutivo que recientemente sometió al Congreso Nacional un proyecto de ley que crea el Servicio Nacional de Salud (SNS).

El proyecto que crea el SNS entre otros aspectos comprende la conformación de una red pública de salud que integra los servicios actualmente dependientes del Ministerio de Salud y los del Instituto Dominicano de Seguros Sociales en redes de atención primaria y hospitalaria. Se resalta la descentralización a partir de la autonomía jurídica y financiera de los centros regionales, contribuyendo a  la separación de las funciones de rectoría de las de provisión de los servicios de salud.

Hay que destacar la iniciativa por cuanto se dirige hacia soluciones estructurales; más la creación del SNS sería insuficiente y se constituiría solo en otra forma de organizar la pesada burocracia en el sector salud, si no comprende aspectos cruciales tales como: libertad de elección para el Régimen Subsidiado, igualando su per cápita con el del Régimen Contributivo, es decir, de 181 pesos a 722 pesos; financiamiento de los servicios públicos de salud por la vía de la seguridad social; y que el Ministerio de Salud  concentre sus funciones en regulación y supervisión colocándose al margen de la provisión de los servicios de salud y el financiamiento.

A la espera de importantes cambios  como los referidos, saludos al proyecto de ley que crea el Servicio Nacional de Salud y considerémoslo como la primera respuesta a una emergencia nacional,  extrañamente no del todo percibida.

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