La desconfianza existente en el Santiago de hoy. Una situación sin solución
La escritora urbanista Jane Jacobs, en su obra: “La vida y la muerte de grandes ciudades americanas”, reconoce que: “La falta de confianza es claramente incompatible con el buen funcionamiento de una sociedad; lo mismo respecto a un asunto tan práctico como la vida urbana, y la limpieza y el civismo en la calle. Si no confiamos unos en otros, nuestras ciudades tendrán un aspecto horrible y serán lugares desagradables para vivir. Además, la confianza no se puede institucionalizar. Una vez que se desgasta es prácticamente imposible restablecerla. Y ha de ser alimentada por la comunidad-la colectividad-, pues ninguna persona puede imponer a los demás, ni siquiera con las mejores intenciones, una confianza recíproca”.
20.- Precisamente, en la ciudad de Santiago la falta de confianza de las personas decentes hacia la alcaldía es total, aunque no tengan el valor de hacérselo saber; los munícipes santiagueros no creen en la verdad ni en la mentira expuesta por la alcaldía; la confianza hacia ésta comienza y termina en cero. Y no es para menos.
21.- Lo peor de todo es que no se vislumbra, por ahora, una salida airosa a la debacle en nuestra ciudad; cada día, desde la alcaldía se acciona como si sus integrantes estuvieran actuando acorde con las aspiraciones del pueblo; como si todo lo que ha hecho la alcaldía actual estuviere santificado por los hombres y mujeres de Santiago, y principalmente por sus organizaciones cívicas, de profesionales, comerciantes, industriales y empresariales.
22.- Para que Santiago de los Caballeros se convierta en un medio social habitable, organizado, higiénico, y con el respeto y la consideración de las autoridades edilicias, lo primero es que ha de surgir un movimiento de contenido cívico, teniendo al frente a hombres y mujeres de vergüenza, que quieran a Santiago, dispuestos a obligar a las autoridades de la alcaldía a cumplir con la ley, la decencia, la transparencia y la honradez.
23.- De lo contrario, Santiago seguirá siendo, como hasta ahora, una ciudad con mujeres y hombres decentes, pero que viven en el pasado, añorando el Santiago de ayer; mientras otros viven el Santiago de hoy, aceptándolo como está, inviable, sucio y desorganizado.
V.- Santiago de los Caballleros: Una pocilga aceptada
24.- Al parecer, los sectores con poder económico y social en Santiago; los de fina inteligencia y alta destreza y capacidad; sin importar que residan en las urbanizaciones Cerros de Gurabo, La Trinitaria, Reparto Tavares o La Zurza, consideran que como nuestra ciudad está dominada por los juegos de azar, la prostitución, el alcohol y la música vulgar; el tráfico, microtráfico y consumo de estupefacientes; el lavado de dinero sucio, el tráfico de personas, y todo lo que constituye el subproducto de un sistema en decadencia; carece de relevancia luchar para resolver el problema de la basura, la humareda contaminante, los ruidos innecesarios, el desorden en el tránsito vehicular y la venta de los espacios públicos.
25.- En la llamada Ciudad Corazón la situación está, en la mente de muchos de sus habitantes, como que en la actualidad no hay alternativa; que debemos continuar conviviendo con la basura, la humareda de Rafey, los ruidos, y todo lo que Santiago exhibe como ciudad propia de cochinos; de hombres y mujeres que en su generalidad han perdido el sentido cívico, el orgullo y autoestima de munícipes distinguidos.
26.- Una vez que una realidad social negativa es tolerada sin regateo por la gran mayoría de la comunidad, todo se ve como formando parte de su cultura, de la vida cotidiana. Para aquellos que hoy habitan en Santiago, sin distinguir entre una urbanización de la elite social, o un barrio de marginados, el hecho de que la ciudad se mantenga sucia y caótica no representa un dilema, sino una solución aceptada, para no tener conflictos con la alcaldía.
27.- Una vez que el ser humano llega anidar la creencia de que reclamar limpieza y orden puede generarle problemas a su tranquilidad, y lesionar su patrimonio económico, hay que olvidarlo como aliado para vencer la resistencia de los que burlan los derechos de los integrantes de la comunidad. No olvidemos lo escrito por Lev Tolstoi, en su libro Anna Karenina, en el sentido de que: “No hay condiciones de vida a las que un hombre no pueda acostumbrarse, especialmente si ve que a su alrededor todos las aceptan”.
VI.- Conclusiones
28.- Caemos en una posición subjetiva y simplista si al enfocar el desastre en el funcionamiento y administración de la alcaldía de Santiago, nos formamos la idea de que lo que ocurre en ese organismo municipal es fruto de las personas que lo dirigen. El asunto hay que verlo en toda su extensión, como formando parte de un ordenamiento social en decadencia, que ya no da para más; que destila, desde arriba hasta abajo, pus, porquería, desorden, tigueraje de cuello blanco y cuello sucio, corrupción, vicios sociales y degeneración de todos los calibres.
29.- Si el comportamiento de los habitantes de Santiago no fuera de tolerancia hacia las ejecutorias de la alcaldía, no es verdad que Santiago fuera la afrenta que es hoy, como ciudad supuestamente civilizada.
30.- Los hechos son los hechos y no se derriten. Creemos en un “yo lo vi”, y no en un millón de “me dijeron”.
31.- Aquel que quiera comprobar lo que es el cuadro feo que pinta ahora la ciudad de Santiago de los Caballeros, está invitado, cámara de filmación y fotografía en manos, a un recorrido por Santiago.
32.- Las personas decentes y con sano juicio, del país, interesadas en obtener mayores informaciones con relación al infierno ambiental de Santiago, que soliciten información a la Sociedad Ecológica del Cibao (SOECI).
33.- En lo adelante debemos identificar a Santiago de los Caballeros, como La Ciudad Corazón Partido.