Serrat y Sabina contraatacaron

Cuando anunciaron su presentación en el país, hace un par de meses, fue inevitable ir “cocinando” la idea de que sería un encuentro inolvidable.

Cuando anunciaron su presentación en el país, hace un par de meses, fue inevitable ir “cocinando” la idea de que sería un encuentro inolvidable.Así lo dejaba entredicho el nombre de la gira que los trajo hasta aquí; Dos pájaros contraatacan. Y fue así. Eran más de las 12:00 de la medianoche cuando Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina se disponían a abandonar el escenario, luego de tres horas exquisitas que serán por demás un recuerdo delicioso.

Sin duda, la exquisita propuesta musical que ambas luminarias de la canción logran en escena sobrepasó las expectativas del público que abarrotó el Palacio de los Deportes la noche del pasado miércoles.

Son muchos seguidores que aman a estos dos artistas por separado, sin embargo, a diferencia del disco La orquesta del titanic, otra cosa muy diferente es Serrat y Sabina sobre el escenario. Hay que aplaudirles el talento ya mundialmente conocido, el humor, el privilegio de que nos hicieran partícipes de su complicidad; hay que aplaudirles el buen rato que nos hicieron pasar, a pesar del calor y el mal sonido.

Complicidad en escena

Para empezar; lo visual. Las animaciones y fotografías de apoyo; aquellos dos “pájaros” que dieron la bienvenida al público, uno a cada lado de la pantalla, para luego aparecer los dueños de las voces vestidos impecables en traje. Se escuchó la ovación. En ese momento sentí pena por todo aquel que, por “x” o por “y” no fue al concierto. Serrat y Sabina estaban frente a nosotros, juntos, y nos regalaron una noche para celebrar y alardear, quizá irrepetible, como dijera el mismo Serrat en una de sus intervenciones y en broma, “quién sabe, dada como está la situación…”, para referirse a la crisis económica en la que tambaleamos todos, ellos; los españoles, y ahora nosotros.

El desarrollo del espectáculo fue al mejor estilo bohemio, entre canciones -las de Sabina cantadas por Serrat, las de Serrat cantadas por Sabina-, interpretaciones en conjunto, las conversaciones más que salpicadas de humor negro; sobre mujeres, historias de canciones, la amistad, nuestro “paquetazo” fiscal y todas “aquellas pequeñas –y grandes- cosas” que han vivido juntos. Halagos y comentarios llenos de ese amor y odio de mentiritas entre los dos, la picardía del maestro, la irreverencia del compadre flacucho.

El repertorio no pudo tener mejor distribución. Canciones incluidas en el disco “Dos pájaros de un tiro” como Princesa, Y sin embargo, Algo personal, 19 días y 500 noches; y algunas piezas del disco que le da nombre a la gira: Acuérdate de mí, La orquesta del Titanic, cuenta conmigo… y esas especiales que dejaron para el final como “El bulevar de los sueños rotos”,  “Cantares”, “Pequeñas cosas”, y…nos dieron casi la una de la mañana escuchándolos cantar.

El momento sublime de un “boche” anunciado

Sabina había pedido varias veces de manera amable que les permitieran cantar, que suspendieran la toma de fotos desde el pie de la tarima. Algunos desobedecieron el pedido insistiendo y fue así como en medio de una interpretación a dúo, mientras Serrat cantaba, por otro lado se escuchaba a un Sabina visiblemente exaltado, gritando “¡fuera!” y mandando a la mierda a un joven que hacía caso omiso.

Se vio a Serrat, mientras cantaba, agarrar del brazo a su amigo tratando de calmarlo, colando su mano en el pecho. Nunca supimos en dónde estaba el personal de seguridad que no actúo de inmediato, pues los jóvenes, a pesar del pedido, seguían apostados allí.

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