LA POLICÍA INFORMA sobre registros y las detenciones de personas, miles, pero no dice si les ocuparon armas de fuego, el estatus de esas armas, y si fueron sometidas a la Justicia. A propósito de la nueva ley de armas, la labor de prevención de la Policía es clave. No debe tratarse de una simple acción de relaciones públicas, decir que registran y detienen, sin consecuencias. ¿Qué pasa con esos detenidos; qué hacen los jueces? De modo que los registros sirvan como disuasivo. Que los tígueres sepan que portar armas ilegales es un delito y que pueden recibir prisión de tres a cinco años, según el artículo 66 de la ley de armas.

Entre los problemas del país, están aquellos que podríamos llamar “sin consecuencias”. Es decir, hechos, incluso criminales, que generan debates, y no pasa nada. Ningún responsable, ningún perseguido, nadie sometido y santa paz.

Acaba de ocurrir con el azúcar con arena. Todo el mundo se ha conformado con la extraña versión de que “fue traída de Brasil”. Si las autoridades actuaran seriamente, el caso sería investigado hasta las últimas consecuencias y evidenciarían a quienes cometieron una acción que daña la salud de las personas. Pero aquí todo se resuelve con que se trata de “lucha de intereses” para encubrir toda clase de vagabundería. Lo que suena ahora es que la arena azucarada no la trajeron de ningún Brasil, sino que la ligaron aquí.