Somos todos inmigrantes

Preocupan las recientes noticias y opiniones vertidas sobre el tema haitiano, porque buena parte las aprovecha para señalar a la nación…

Preocupan las recientes noticias y opiniones vertidas sobre el tema haitiano, porque buena parte las aprovecha para señalar a la nación haitiana como culpable de todos los hechos, toda la irresponsabilidad y todos los descuidos.

Las relaciones entre el este y el oeste de nuestra isla anteceden la revolución, la república y la monarquía haitianas, la guerra e invasiones, las causas de mulatos, negros o blancos, su diferenciación como naciones, su heroísmo y su terrorismo. Porque el germen de Haití nace con Osorio, que nos desarticula y entrega con la repoblación del oeste por bucaneros, agricultores, contrabandistas y piratas, primero razón de lucha y luego, como colonia francesa, razón de subsistencia, afianzando el abandono por la apatía o incapacidad de España de defender esta, su primera gran posesión.

Se desea conservar la estirpe española como distintivo etnófilo en la República Dominicana hasta cuando es obvio que nuestra composición racial española es minoritaria, aún a simple vista.

Somos una nación de inmigrantes de todas las latitudes del planeta Tierra.  Cuando los españoles invadieron estas tierras a finales del Siglo XV, aquí encontraron asentados a taínos, guanahatabeyes, ciguayos, y macorixes, que habían migrado desde las costas del norte de Sudamérica y la península de Yucatán, y posiblemente algunos desde La Florida.Posteriormente recibimos migrantes involuntarios, de los que comerciaban los europeos de la trata de esclavos, así como todo tipo de aventureros de naciones latinas y sajonas de Europa.

Nuestro país tiene apellidos del más rancio abolengo, de migrantes desde Francia, Italia, Holanda, Inglaterra y Alemania, como los Espaillat, del cual es miembro mi propia madre, también Leopoldo Espaillat Nanita, Miguel Ángel Pimentel Tavares, Julio César Castaños Guzmán, Bernardo Vega Batlle, Alejandro Grullón, y muchísimos otros, todos son descendientes de François Antoine Espaillhac Virol, de Masclat, Francia, regalo del Haití revolucionario, pues estuvo establecido en Cabo Francés hasta el inicio de la sublevación de los esclavos de Saint Domingue. Hay muchas familias dominicanas provenientes de Haití, de importancia profesional, económica, política, guerrera, empresarial y educativa.

Así los Duvergé, Grullón, Lamarche, Luperón, Montás, Pepén, Despradel… Podemos vivir en paz. Deben cesar los ataques cuyas excusas se funden en burdas discrepancias étnicas y socioeconómicas. Muchos haitianos buscan migrar hacia donde existan mejores condiciones de vida. De seguro preferirían ir hacia el norte, pero el este, la República Dominicana, también tiene una calidad de vida superior a la suya.

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