El presidente de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Subero Isa, lamentó ayer que la violencia y ola de robos que ocurren en el país también afecte a los jueces, sin que esa institución pueda ofrecerles la seguridad que necesitan.
“Debemos recordar que los jueces, en su gran mayoría, no tienen protección ni guardaespaldas, y que se encuentran sometidos a los propios riesgos a que nos exponemos todos los habitantes del país”, sostuvo.
El Caribe publicó ayer los resultados de un sondeo que realizó entre 42 jueces de recintos judiciales del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo, el que reflejó que 23 de ellos, es decir, el 54.7%, han sido víctimas de robo o asalto.
“La situación es lamentable y, peor aún, carecemos de recursos económicos para ofrecer una seguridad efectiva a nuestros magistrados”, indicó Subero.
A los jueces les corresponde contar con protección por ley. La norma 327 sobre Carrera Judicial, en su artículo 50 establece que “todos los jueces del orden judicial tendrán derecho a que el Estado le suministre un arma, así como una custodia personal y familiar con carácter permanente”. Sin embargo, ninguna de esas especificaciones se cumple.
Subero dijo que ni el 1% de los jueces tienen seguridad porque el presupuesto que administra ese poder del Estado no les alcanza para eso.
“Ni la Policía ni las Fuerzas Armadas tienen la capacidad para brindarles seguridad a todos los jueces”, apuntó.
Querellas sin resultados
La gran mayoría de los magistrados entrevistados en el sondeo expuso que a pesar de que acudieron a la Policía a poner la querella, el intento no pasó a ser más que una simple denuncia, ya que los agentes nunca dieron con los delincuentes que les agredieron o robaron y mucho menos sirvió para recuperar sus pertenencias.
En algunos de los casos de jueces afectados por la delincuencia se registró la muerte de personas que acompañaban a los jueces en momentos del atraco, como ocurrió con la magistrada Claribel Nivar Arias. Las agresiones se han producido tanto en la calle como en las residencias de las víctimas.
