El suministro de agua al gran Santo Domingo

Un requerimiento esencial de toda sociedad es el abastecimiento de agua potable en cantidad y calidad suficientes para cubrir las necesidades básicas, lo que llevó a las primeras civilizaciones a emplazarse a orillas de caudalosos ríos, y llevó…

Un requerimiento esencial de toda sociedad es el abastecimiento de agua potable en cantidad y calidad suficientes para cubrir las necesidades básicas, lo que llevó a las primeras civilizaciones a emplazarse a orillas de caudalosos ríos, y llevó a los grandes ingenieros del imperio romano a diseñar y construir extraordinarias súper estructuras de mampostería para conducir el agua potable desde grandes distancias hasta los crecientes núcleos urbanos. 

La ciudad de Santo Domingo fue emplazada a orillas del caudaloso río Ozama, cuando todavía este importantísimo río transportaba aguas limpias y cristalinas, pero el crecimiento sostenido de la ciudad, las fugas en las redes y el desperdicio de agua en los hogares, han demandado cada vez mayores volúmenes de agua que cada cierto tiempo requieren de fuentes adicionales de captación del vital líquido, las que cada vez están más lejos de la Capital.

Así hemos llegado al día de hoy, con una gran ciudad con más de 3 millones de habitantes que diariamente consumen más de 180 millones de galones de agua, y aunque las captaciones en Valdesia, Isa-Mana, Duey-Guananitos, Isabela, barrera de salinidad Ozama; y los campos de pozos de Mata Mamón, Los Marenos, La Joya, La Catalina y El Naranjo aportan poco más de 400 millones de galones de agua al día, más de la mitad de esa agua se pierde por fugas y  desperdicios, y mucha gente de la Capital sufre sed.

Pero subdividir la administración del agua para el Gran Santo Domingo es mucho más complejo que subdividir la administración municipal del mismo territorio, porque las nuevas delimitaciones municipales se hicieron en gabinete, se aprobaron en el Congreso Nacional, y listo, ya tenemos nuevos municipios con nuevos alcaldes que se encargan del uso “medalaganario” del suelo, de la administración antojadiza de los fondos, de la precaria recogida de basuras, y de generar más problemas urbanos que antes de la división territorial; pero ni los alcaldes, ni las descentralizadas corporaciones de acueductos y alcantarillados, podrían distribuir más agua de la que hay disponible en las fuentes, y es ahí donde está el problema.

Si dividiéramos la CAASD, en proporción a la distribución territorial del gran Santo Domingo, tendríamos una para el Distrito Nacional (CAADN), una para Santo Domingo Este (CAASDE), otra para Santo Domingo Norte (CAASDN) y otra para Santo Domingo Oeste (CAASDO), lo cual aparenta muy simple; pero cada pequeña CAASD tendría que buscar sus propias fuentes de abastecimiento de agua, instalar su propia planta de tratamiento y potabilización del agua, e instalar sus propias redes de distribución, complementarias a las existentes, y ahí es donde viene lo complejo, porque algunas demarcaciones tienen varias fuentes de captación del agua, pero otras, como el Distrito Nacional y Santo Domingo Oeste, se quedarían sin fuentes de captación.

Y es que las principales fuentes de captación de la CAASD, como la presa de Valdesia, y las tomas de Isa-Mana y Duey-Guananitos, no pertenecen a Santo Domingo, sino a la provincia de San Cristóbal, y con la subdivisión comercial de la CAASD, de seguro que San Cristóbal exigiría cobrar el agua suministrada desde sus propias fuentes hasta las nuevas distribuidoras de agua, y se iniciaría un tremendo lío de jurisdicción sobre las fuentes de agua, porque ahora el interés sería esencialmente económico, y cada provincia que comparte un río en aprovechamiento exigiría su parte del negocio, y los únicos afectados serían los usuarios.

El problema del desabastecimiento de agua al gran Santo Domingo se resuelve buscando más agua, corrigiendo fugas y evitando el gran desperdicio. l

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