El presidente Leonel Fernández dictó este martes una vídeo-conferencia sobre “Las perspectivas de las relaciones comerciales entre América Latina y China”, que fue seguida por académicos y estudiantes de China Popular, Bolivia, Chile y Uruguay. El presidente dijo que “para establecer los vínculos entre China Popular y nuestra región, yo diría que puede servir como ejemplo y como paradigma ver cómo se construyen relaciones de carácter inter-regional”. Y agregó: “Aspiramos a incrementar esas relaciones, que puedan seguir siendo mutuamente beneficiosas y que los vínculos entre nuestras regiones sean una contribución para la paz mundial, para la seguridad, la solidaridad y la comprensión entre todos”.
A los estudiantes y académicos que lo siguieron se les pudo ocurrir preguntar: ¿Si la región está obteniendo esos resultados en sus relaciones con China, por qué República Dominicana se ha limitado a establecer una representación comercial e insistir en mantener los vínculos diplomáticos con Taiwán?
El presidente Fernández es jefe de la política exterior, y ha persistido en privilegiar a Taiwán. Pero proceder de ese modo es colocarse de espalda a la realidad que es China hoy. Y aunque para República Dominicana no es tarde para actuar de manera diferente, quizás lo sea para el mandatario.
De todas formas, no deja de chocar que el presidente Fernández esté tan persuadido del valor de las relaciones del continente y el Caribe con China y persista en mantener al país atado a Taiwán. Es incomprensible.
Hay que reconocer que el presidente Fernández ha sido muy sensible a los asuntos internacionales y está muy al tanto del acontecer global.
Pero cada vez es tan visible el papel protagónico de China, el primer socio comercial de Chile y Brasil, el segundo de Argentina y Perú. Con este último país celebra esta semana 40 años de relaciones diplomáticas y en ese marco se efectúa la V Cumbre China-América, con más de 400 empresas chinas y 200 de Perú y la región.
Es un tema que debe ser replanteado.
