¿Tienes fecha de caducidad?

Han sido damas de honor en más de una boda. Son expertas en atrapar los ramos con la ilusión de que la divina providencia las favorezca y, cuanto antes, caminar al altar. Ya saben cómo quieren su vestido, dónde les…

Han sido damas de honor en más de una boda. Son expertas en atrapar los ramos con la ilusión de que la divina providencia las favorezca y, cuanto antes, caminar al altar. Ya saben cómo quieren su vestido, dónde les gustaría ir de luna de miel, lo que dirán en los votos nupciales… el único detalle es que les falta el novio.

Es normal que te preocupes con cada tic tac del reloj, cuando ves a tu alrededor que los solteros se están extinguiendo y que las probabilidades de encontrar tu par disminuyen. “No puedes disfrutar de la vida si te impones tanta presión para dar con el hombre ideal, porque la propia preocupación te consume”, dice Doree Lewak, autora de The Panic Years (Los años de pánico).

Tu ansiedad podría revelar que algo anda mal contigo. “Es natural querer una conexión romántica”, explica John D. Moore, autor de Confusing Love Whith Obsession (Confundiendo el amor con la obsesión). “Pero andar desesperada por un novio indica que tu relación contigo misma necesita atención”.

Pero lo peor es que la presión es gemela: las mujeres no sólo desean encontrar a Romeo sino también casarse cuanto antes con él. “La presión familiar o la nueva fiebre de bodas puede nublar el análisis de tus verdaderos sentimientos”, dice Dale V. Atkins, sicólogo y coautor de Wedding Sanity Savers (Salvando la cordura en la boda).

En un estudio realizado a adolescentes en la Universidad de Michigan, la psicóloga Elizabeth Douvan descubrió que, hasta la edad de dieciocho años (y a veces más adelante), las chicas no suelen mostrar ningún impulso hacia la independencia, ni interés en enfrentarse con rebeldía a la autoridad y no insisten “en su derecho a formar y mantener creencias y poderes independientes”. ¿Lo más curioso? Según las investigaciones, la necesidad de dependencia de las mujeres aumenta con la edad. Es quizá por eso muchas se casan a los veinte sin pensarlo mucho y las que llegan a los 30 atraviesan fases de desesperación y frustración.

La sentencia empieza a los 20 y llegar a los 30 sin casarse para muchas es sinónimo de suicidio. “La idea de cumplir 30 y no tener un novio real ni una boda en perspectiva es muy estresante”, comenta Luisa, 28 años, mercadóloga.

Cifras alarmantes

Sin embargo, lo más curioso es que ante tanta obsesión por contraer matrimonio, hay estadísticas que te podrían hacerte reconsiderar la idea. Según un estudio realizado hace unos años por el Centro Nacional de Estadísticas de la Salud en Estados Unidos, el 29% de los matrimonios terminan antes de los 10 años si la mujer se casa entre los 20 y los 24 años, en cambio, el 24% de los matrimonios se prolongan más de una década si ella sube al altar a los 25 o más tarde.  “Casi todas las que se lamentan de haberse casado son mujeres que lo hicieron siendo muy jóvenes”, dice Barry Sinrod, coautor de Just Married (Recién casados).

Otro hecho alarmante es que según el Centro Nacional de Investigaciones de la Opinión Pública, en la Universidad de Chicago, las relaciones extramatrimoniales son más frecuentes entre las parejas de 18 a 29 años, por lo que casarse después de los 30 pudiera ser una buena idea.

Hombres paralizados

Si hay mujeres desesperadas ahí afuera por casarse, ¿qué está pasando por la cabeza de los hombres? ¿Están ellos tomándose su tiempo? “En mis 25 años de experiencia como terapeuta de parejas he visto que para que un hombre tome la decisión de casarse, el 49% depende de que la chica sea su media naranja y el 51% de que él esté preparado para el compromiso”, dice Alon Gratch, sicólogo y autor de If Men Could Talk (Si los hombres pudieran hablar). “Por supuesto, aunque un chico esté listo para subir al altar, tiene que hallar a la persona correcta, pero es más probable que la encuentre cuando crea que es hora de casarse”.

Además, según una investigación del Proyecto Nacional del Matrimonio en la Universidad de Rutgers ellos no son alérgicos al matrimonio: entre los factores que  contribuyen a que los hombres se estén demorando más en caminar hacia el altar se citan el poder tener suficiente sexo sin casarse, la posibilidad de convivir antes del matrimonio y los riesgos financieros del divorcio.

Las opciones

Entonces: con mujeres locas por vestir de blanco y hombres que se están tomando su tiempo, ¿las opciones de ellas se reducen al suicidio? No, tranquila. Según la Oficina del Censo de los Estados Unidos, el 90 por ciento de los estadounidenses se casan. Y si extrapolamos ese dato a nuestra realidad, lo más probable es que tú también, por un muy alto margen, llegues a conseguir a tu hombre.

 “Si tienes amigos, eso quiere decir que caes bien, que eres una persona sociable”, dice Terri Orbuch, directora de Early Years of Marriage Project, de la Universidad de Michigan. “Una vez tengas fe en que a la larga conocerás al hombre de tu vida, te relajarás. Y es precisamente esa actitud relajada la que atrae a los hombres”. Los psicólogos recomiendan vencer el miedo y las angustias que te impiden sentirte completa para iniciar el proceso hacia una verdadera emancipación interior sin presiones autoimpuestas. Los terapeutas insisten en que no tiene nada de malo que aspires a casarte, a tener una familia siempre y cuando no te olvides de tu vida y tu propia valía. Identificar el sentimiento de dependencia compulsiva es el primer paso para erradicarlo. Recuerda que no eres un producto con una etiqueta que especifica cuando vences.

Mujeres de ayer, víctimas de hoy

Según las estimaciones de los analistas, irónicamente las mujeres son menos
felices hoy que en los tiempos de los corsés. Y ganan menos dinero (en comparación con los hombres) que dos décadas atrás. De hecho, en 1956, en Estados Unidos, los ingresos de las mujeres constituían el setenta y tres por ciento del dinero ganado por los hombres. En la actualidad, según estudios realizados en Estados Unidos, ellas perciben menos del setenta por ciento de lo ingresado por ellos.

¿Qué les está pasando a las chicas? “La discriminación de sexos en la plaza del mercado laboral es un hecho, pero hay una razón de más peso para la falta de productividad del trabajo femenino: su aversión a los compromisos profesionales de larga duración”, dice Judith Bardwick, autora de Psychology of Women: A Study of Bio-Cultural Conflicts (La psicología de las mujeres: un estudio de ciertos conflictos bioculturales). “Las muchachas bien dotadas profesionalmente cada vez se muestran más remisas a entrar en la universidad para completar sus estudios como lo hacen los muchachos con idéntico bagaje cultural, así como a doctorarse. Por lo general permanecen solteras y toman empleos de dedicación completa”.

Según la psicóloga Alexandra Symonds muchas mujeres se resisten a cualquier paso hacia su saludable autoafirmación. “Algunas confiesan claramente que no tienen ningún deseo de cambiar de situación y que preferirían que alguien comenzara a cuidar de ellas”. Alguien así como un príncipe proveedor.

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