Le toca a la salud

En los últimos meses se ha desatado una ola de opiniones y protestas en torno al tema de la salud pública. Lo cierto es que el sistema de salud en República Dominicana tiene muchos años a la deriva, responsabilidad tanto del gobierno de turno…

En los últimos meses se ha desatado una ola de opiniones y protestas en torno al tema de la salud pública. Lo cierto es que el sistema de salud en República Dominicana tiene muchos años a la deriva, responsabilidad tanto del gobierno de turno como del resto de las fuerzas políticas y sociales, que no hemos sabido buscar el consenso y trabajar por mayor cobertura, calidad y protección ante enfermedades catastróficas.

Por eso, en el marco de la presentación de mi libro Reflexiones para una transformación en la República Dominicana, en Santiago en febrero pasado, impulsé mi apoyo a que se destine el 5% del Producto Interno Bruto (PIB) a Salud Pública, con una clara hoja de ruta, y en consonancia con la Estrategia Nacional de Desarrollo que estipula un aumento gradual del presupuesto para este ámbito.

En el mismo libro planteamos otras propuestas para mejorar el sistema, en el capítulo cuatro: Un país saludable. Entre ellas, invertir más recursos en la formación del personal médico, quienes muchas veces no están debidamente preparados para solucionar los problemas a los cuales se enfrentan día a día, muchas decisiones que determinan la vida o muerte de una persona.

También planteamos un trabajo conjunto entre el Ministerio de Salud Pública y Obras Públicas, de manera que los centros de salud se puedan adecuar a las necesidades de las zonas en las cuales se prestan los servicios. Al mismo tiempo, la estrategia de la salud en República Dominicana, reflejada en esos centros, debe pasar de curativa a preventiva, permitiendo el ahorro de recursos, evitando que las personas puedan caer enfermas y el colapso del sistema. Una plataforma para acercarnos a una estrategia preventiva es integrar a los distintos sectores vinculados a la salud, autoridades locales, empresarios, ONGs, iglesias, organizaciones de base, en fin, una red colaborativa que permita incorporar a los sectores populares a un programa preventivo de salud.

Igual, es determinante detener la falsificación, adulteración y contrabando de medicamentos, aplicando la Ley General de Salud, la cual en su artículo 3 establece sanciones penales a estas prácticas, modificación que impulsamos en el Congreso Nacional en el 2007.

Claudio Caamaño, héroe de la Revolución de Abril, buscó asistencia de salud en diversos centros. El colapso y las deficiencias impidieron que fuera atendido, acelerando su deceso físico. Su caso nos enseña que la salud tiene enormes cuentas pendientes, de acceso, calidad y cobertura. Ha llegado el momento de establecer un diálogo nacional en busca del consenso para solventar esas problemáticas. Le toca a la salud.

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