Se da de todo en las cuevas

D’Angelo Jiménez, miembro de larga data de los Tigres del Licey, no vacila un instante en señalar a los responsables de mantener la cueva (dugout en inglés) y el camerino lo más libre de tensión posible durante los partidos invernales.

D’Angelo Jiménez, miembro de larga data de los Tigres del Licey, no vacila un instante en señalar a los responsables de mantener la cueva (dugout en inglés) y el camerino lo más libre de tensión posible durante los partidos invernales.“Tienes que buscar al menor (Anderson Hernández), a (Arismendy) Alcántara y al picante (Engel Beltré). Nadie rinde más que ellos”, dice el otrora estelar de la novena que hoy es uno de los asistentes del dirigente Lino Rivera.

El ambiente en una cueva trae presión automática en cada partido. Se trata de una guerra contra el rival, por lo tanto todo el que tenga el uniforme debe atender al juego, sus interioridades, aportar en lo posible a cada compañero.

Es por esa misma razón que se necesita el que haga las locuras para que en un momento determinado aparezca una carcajada, individual o colectiva, que descargue la atmósfera.

“Eso a mí me encanta”, dice Hernández, quien pertenece al Licey desde 2004-05 y por eso es respetado por todos sin importar que otros sean de Grandes Ligas y él juegue en Japón.

“Porque en este juego hay que divertirse. Claro, uno no puede olvidarse del juego, pero cada vez que puedo hago de las mías para que los muchachos se relajen”, dice el apodado “menor”.

Anderson sorprende a sus compañeros con un baile, un aplauso repentino y hasta con una broma que incluye romperle un vaso plástico en el oído al que más cerca le quede, ocurrencia que los demás miembros de la novena han copiado casi a la perfección.

“Uno se divide. A veces le dices al que va a batear algo sobre el lanzador, porque no lo conoce o uno mismo pregunta con qué pitcheo está dominando”, agrega Hernández.

Anderson también tiene una función extra y es la de repartir cualquier bono que llegue desde el alto mando azul para el equipo.

“Los muchachos confían en mí. Antes lo hacíamos (Erick) Aybar y yo, pero como Aybar no está este año, lo delegan en mí”, señala.

Siempre en los equipos hay un veterano que impone ciertas reglas y maneja temas especiales, como el económico.

“Uno lo hace con equilibrio. Hasta ahora nadie se ha quejado”, dice el jugador del cuadro azul.

Cosas de ‘El Picante’

Beltré es el encargado de la “sección de bromas pesadas”. El propio jardinero, a quien apodan “El Picante”, entre otras cosas por lo intenso que es, él es que coordina cuando hay que bañar a un compañero, ya sea con agua o líquido hidratante, mientras lo entrevistan al final del partido del que fue el héroe.

“Siempre activo”, es la primera reacción de Beltré en el camerino de los Tigres, equipo que está muy feliz en estos días debido a su temprana clasificación a la serie final del campeonato que se inicia la semana entrante.

“Hay que darle apoyo a los muchachos de distintas maneras. En la pelota el que no juega tiene que estar activo dando ánimo. Somos un equipo y la meta es ganar, así que se coopera de muchas maneras”, añade el patrullero.

Se estila que a la figura destacada de un encuentro los medios lo busquen al terminar los partidos. Ahí es que Beltré entra en acción. “Por más que quieran no están siempre atentos a eso, entonces me voy por detrás y cuando menos lo espera le embarro la cara (crema para afeitar) o le echamos su agua”, explica Engel con una carcajada.

En días recientes aplicaron una técnica nueva: quitarle el micrófono al entrevistado porque “se nos quejaron de que se dañaría un aparato de esos. Tú sabes. No queremos calentarnos”.

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